El enfado en los niños: cómo evitar que lleguen a la ira reactiva
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Cuando los niños se enfadan para los padres es todo un reto que debemos asumir. Como padres no somos perfectos, pero siempre debemos tratar de ser los padres más cariñosos… Entonces, ¿por qué los niños se comportan de esa forma cuando están enfadados? Por frustración la mayoría de las veces. Muchos padres envían a su hijo enfadado a la habitación para que se calmen (y para calmarse ellos mismos) porque nadie puede razonar cuando se está muy enfadado.
Si te ignoro, no te entiendo
En los momentos de crisis altas de enfado, no es adecuado enseñar lecciones o pedir disculpas. Los niños necesitan calmarse y los padres, no alterarse. Si envías a tu hijo enfadado a su habitación, puede que se calme pero recibirá algunos mensajes claros y poco adecuados para buscar soluciones:
- Nadie quiere escuchar lo que te molesta.
- Nadie te va a ayudar con el problema que estás experimentando.
- La ira es mala y estás siendo mala persona por enfadarte con nosotros y no saber cómo expresarlo adecuadamente.
- Tu ira nos asusta y no sabemos cómo ayudarte.
Cuando se está enfadado no se pueden desviar los sentimientos, es necesario canalizarlos y guiar a los niños para que entiendan qué les está ocurriendo y de este modo, calmar esas emociones tan intensas. Cuando un niño se enfada puede tener una rabieta y estallar de forma incontrolable, por ello el deber de los padres es ofrecer estabilidad y calma para enseñarle el camino. Si un padre estalla en otra rabieta de adulto, el niño aprenderá que es una forma correcta de comunicar su enfado; cuando no lo es.
Muchas personas desarrollan problemas del manejo de la ira hasta la edad adulta por no haberlo sabido gestionar (por falta de enseñanza en la infancia). Además, cuando un niño recibe gritos en la infancia repetirá patrón en la vida adulta si no se da cuenta del patrón de ello y lo corta.
Qué es la ira reactiva
La ira reactiva aparece cuando se responde inmediatamente de forma agresiva a estímulos que nos están molestando como gritos, golpes o portazos. Muchas personas actúan así para obtener resultados inmediatos. Pero aunque se ganan cosas de forma inmediata se pierden a largo plazo porque se muestra ser una persona volátil que solo sabe utilizar la agresividad para conseguir las cosas.
Es una ira explosiva y cuando se tiene se siente culpa y vergüenza por no haberse sabido controlar y además, por haber hecho daño a otra persona. La salud se resiente por los picos de estrés y se pueden sufrir problemas cardiovasculares.
Cómo ayudar a los niños enfadados a no llegar a la ira reactiva
Podemos ayudar a los niños a aprender a manejar su ira de manera responsable. La mayoría de nosotros tenemos dificultades para imaginar lo que están sintiendo en el momento de enfado. En pocas palabras, el manejo responsable del enfado comienza con la aceptación de nuestra propia ira y abstenerse de atacar a otros. Siempre hay una manera de expresar lo que necesitamos sin atacar a otra persona.
De hecho, cuando estamos dispuestos a detenernos y notar los sentimientos más profundos bajo nuestra ira, encontramos dolor, miedo y tristeza. Si nos permitimos sentir esas emociones, la ira se disuelve. Es solo una defensa reactiva. Esta es una de las tareas más críticas de la infancia: aprender a tolerar las heridas de la vida cotidiana sin moverse hacia la ira reactiva. Las personas que pueden hacer esto son capaces de resolver las cosas con los demás y gestionarse a sí mismos para lograr los objetivos que se propongan… Se convierten en personas emocionalmente inteligentes.
Los niños desarrollan inteligencia emocional cuando les enseñamos que todos sus sentimientos están bien, pero siempre tienen la opción sobre cómo actúan ante ellos.
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