La empatía canina: La base de nuestra relación con los perros
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La mayoría de las veces los perros son más que simples mascotas, en ocasiones llegan a convertirse en nuestros amigos inseparables o incluso a formar parte de nuestra familia. Entre otras razones, esto se debe a su capacidad empática, es decir, su habilidad para discernir cuándo estamos alegres o nos sentimos tristes y actuar en consecuencia.
La empatía de los perros explicada por la ciencia
Un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, analizó la respuesta emocional de 74 personas y 75 perros ante tres tipos diferentes de sonido: los balbuceos de un bebé, la estática de radio y el llanto de un niño. Los investigadores reprodujeron cada sonido durante 10 minutos y seguidamente, midieron los niveles de cortisol, la hormona del estrés, tanto en las personas como en los animales.
Los resultados mostraron que ante el sonido de los balbuceos de un bebé, ni las personas ni los perros mostraron grandes cambios en los niveles de cortisol. Lo mismo sucedió ante la estática de radio, aunque en este caso las personas describieron el sonido como desagradable, a la vez que los perros se mostraron incómodos, bajaron las orejas o se quedaron cabizbajos hasta que cesó el sonido.
Como los investigadores esperaban, el sonido del llanto de un bebé elevó los niveles de cortisol en las personas, pero curiosamente, también incrementó el estrés en los perros. Ante dicho llanto los canes respondieron escondiendo la cola o actuando de forma sumisa y nerviosa. Una reacción que los psicólogos que participaron en el estudio calificaron como un “contagio emocional”, una forma primitiva de empatía.
No obstante, no es el único estudio que ha valorado la relación empática de los canes con las personas. Otra investigación, realizada en la Cleveland Clinic y la Johns Hopkins University, en conjunto con otras instituciones, analizó la reacción de 34 perros ante la separación de sus dueños, quienes fueron colocados tras una puerta. Los investigadores midieron el ritmo cardiaco de los animales para evaluar los niveles de estrés tras pedirle a sus dueños que tararearan o emitiesen un grito de angustia.
Los resultados evidenciaron que los animales cuyos dueños gritaron de forma angustiosa lograron abrir la puerta tres veces más rápido y mostraron niveles de estrés más elevados que quienes escucharon a sus dueños tararear.
¿La base de la empatía canina?
La explicación a la “empatía canina” llega de la mano de otra investigación, esta vez realizada en la Universidad de Sussex, la cual brinda además nuevas luces respecto al funcionamiento cerebral de estas mascotas. El estudio se centró en analizar la comunicación de los canes con las personas, para lo cual se evaluaron las conversaciones que mantuvieron los dueños con sus mascotas.
Los resultados arrojaron que los perros no solo son capaces de escuchar la voz de sus dueños sino que también pueden distinguir las palabras, las variaciones vocales y el contenido emocional del mensaje. El hemisferio derecho de los perros es el que se encarga de procesar los idiomas desconocidos, así como los distintos sonidos y el tono y ritmo del lenguaje humano. En cambio, el hemisferio izquierdo se centra en analizar el contenido verbal del lenguaje y su impronta emocional, lo que explica por qué los canes pueden percatarse de nuestra melancolía o euforia con solo escuchar nuestra voz.
Lo más interesante es que, al igual que los humanos, los canes suelen ser más empáticos con aquellas personas que conoce o son cercanas y con quienes están en posición desfavorecida como por ejemplo, los bebés. De hecho, un experimento realizado en pares de perros que crecieron juntos en el mismo hogar reveló que cuando les separaban, el estrés y los niveles de cortisol eran mayores en los animales que escuchaban a su compañero quejarse en comparación a cuando escuchaban los lamentos de un perro desconocido.
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