Educación

La empatía debería ser una asignatura obligada en las escuelas

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Mª José Roldán

Mª José RoldánMaestra y Psicopedagoga

Si bien es cierto que en casa se educa a los hijos y se deben transmitir buenos valores y educación emocional a través de la disciplina positiva… Parece difícil cuando los pequeños van a la escuela y se juntan con otros niños que en su casa no tienen en cuenta esto, o incluso los mismos profesores no dan importancia a algo tan fundamental como la inteligencia emocional en las aulas.

Es por esto que tanto la empatía como la inteligencia emocional deberían ser asignaturas obligadas en todas las escuelas del mundo. Para que podamos crecer como sociedad se necesitan implantar en el corazón de todos los niños y adultos del planeta.

Empatía: asignatura obligada

La empatía es sentir lo que otros están sintiendo, es decir, ser capaces de ponerse en el lugar del otro. Es comprender y respetar lo que otra persona siente, pero también su proceso y las emociones que está experimentando, así como la intensidad que manifiesta.

En las bases de la inteligencia emocional se encuentran la comprensión, la escucha activa y el apoyo. El problema está en que vivimos en una sociedad muy individualista donde la competitividad es lo más importante y educar pensando en otros parece ser contraproducente para uno mismo.

En realidad no lo es, porque somos seres sociales y necesitamos de otros para poder evolucionar como individuos y como especie. La empatía es todo lo contrario al egoísmo o al ego y es la encargada de conectarnos directamente con los demás. Nos ayuda a comprender sin juzgar y a desarrollarnos emocionalmente a cualquier edad.

Además, también nos permite entender nuestras propias emociones y luego las de los demás para que, de esta manera, podamos resolver situaciones de conflicto con asertividad y respetándonos a nosotros mismos y a los demás. Esto potencia la autoestima y nos hace sentir bien con nosotros mismos y con los otros. ¡Por eso es tan importante aprenderlo desde edades tempranas!

Poner nombre a las acciones

Es importante que los hijos, desde que son pequeños aprendan a poner nombre a las acciones para así, cuando se verbalizan, sea más fácil comprenderlas y ponerse en el lugar de la otra persona. Los adultos somos sus guías en este proceso. Al principio puede parecer complicado, sobre todo hacerlo con los niños más pequeños.

Es fundamental comenzar lo antes posible para que se integre esta forma de percibir las situaciones y buscar soluciones a las consecuencias de los propios actos, así como asumir la responsabilidad de lo ocurrido en caso de que sea necesario.

Empatia asignatura obligada

Con la empatía los niños comprenden la importancia de cuidar tanto a sí mismos como al colectivo. Para poder educar a los niños en empatía se debe hacer en un trabajo conjunto: desde casa y en la escuela. Tanto padres y madres como profesionales deben formarse en Inteligencia Emocional para poder transmitir todo este conocimiento importante y fundamental a los niños.

De este modo se podrían acabar problemas tan graves como el bullying, el acoso, etc… marcando límites y sin tolerar la violencia de ningún tipo, ni las faltas de respeto. La intolerancia y el odio se acabaría con la empatía como asignatura obligada en la vida de cualquier persona.

Los adultos deben ser buenos ejemplos

Pero de nada sirve enseñar a los niños sin que tengan a sus referentes adultos como buenos ejemplos de persona empática que aplica la inteligencia emocional diariamente. Educar a los hijos sin prejuicios, no hacer comentarios despectivos sobre nadie, si no estamos de acuerdo trabajarlo desde la asertividad, ser tolerante, ser responsable de las propias acciones, tratarnos con respeto a nosotros mismos y a los demás, etc.

Del mismo modo, resulta fundamental poner nombre a las emociones y sentimientos que sentimos… tanto en el día a día, como hacerlo a través de personajes de cuentos o películas animadas. Cuando se empieza a poner nombre a las emociones… la inteligencia emocional comienza a estar presente.

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