Cuáles son los efectos a largo plazo de gritar a los hijos
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Los gritos no educan a los niños, aunque muchos padres y madres, desgraciadamente siguen pensando que sí lo hacen. Pero NO. Además del daño emocional a corto plazo (vínculo roto, desconfianza, confusión…) también tiene graves efectos a largo plazo que perjudican el bienestar emocional de los pequeños y que cuando sean mayores, seguirán padeciendo. Aunque ya no escuchen gritos, los llevarán en su alma.
Un ambiente lleno de voces paralizará la salud mental de los niños. Hay padres que consideran que gritar no es algo tan malo aunque sus gritos se eleven hasta el cielo. Un niño que escucha gritos no ‘escuchará’ en absoluto lo que se le está diciendo. Aunque un padre piense que no tiene escapatoria si le gritan, la realidad es que dejará de escuchar lo que se le dice. Pero la realidad es que aunque no escuche lo que se le dice porque crea una barrera emocional, el construir esa barrera para dejar de sufrir puede tener graves efectos a largo plazo en su mente.
Una mala confianza
Es imposible formar un sano sentido de sí mismo cuando se es un niño al que se le gritaba de manera frecuente. La confianza en uno depende de verse a sí mismo como un ser valioso, respetado y querido por otros. Los niños a los que se les grita pueden sufrir daños en su propia imagen. El abuso verbal hará que piensen que no tienen dignidad. La percepción de sí mismos puede verse realmente truncada y no se sentirán capaces de confiar en los demás, pero tampoco en sí mismos.
Agresividad
Cuando los niños han sufrido constantes gritos hasta llegar a la edad de 4 o 5 años, serán más propensos a mostrar comportamientos agresivos tanto hacia sí mismos como hacia los demás. Estos niños empezarán a tener problemas en situaciones sociales con sus iguales. Actuarán para invadir el espacio personal de los demás, empujarán, golpearán e incluso morderán a los otros. Los niños expuestos a los gritos necesitarán aprender a controlar la ira y el asesoramiento profesional adecuado para tratar el comportamiento agresivo (pero los padres, también deberán ser atendidos por un profesional).
Miedos
Muchos niños que han sufrido violencia verbal se vuelven temerosos. Los niños pequeños, incluso los niños más mayores, a menudo tienen miedo de voces si éstas son profundas, sobre todo, si son un tono de voz masculinas cuando los gritos procedían de un hombre en los abusos verbales sufridos. Aunque si el abuso verbal lo han recibido de una mujer también podrán temer las voces de tonalidad femenina.
Un niño tímido podría reaccionar a los gritos con una mueca de dolor, agitación o incluso podría esconderse. Es probable que se desarrolle una actitud temerosa generalizada si el abuso verbal de los gritos ha sido continuado durante meses o años. Esta timidez y miedo puede causar problemas a los niños en sus habilidades sociales. Además, también puede poner en peligro su capacidad para hacer frente a los conflictos y se retirarán de situaciones difíciles en lugar de intentar resolverlos con eficacia.
Problemas de concentración
Los problemas de concentración no son inusuales entre los niños que han sufrido gritos durante mucho tiempo. La falta de concentración es una consecuencia del abuso emocional que pueden sufrir los niños en algunas circunstancias. Los niños han aprendido a ‘desconectar’ de los gritos para defenderse emocionalmente. Este mecanismo de defensa tendrá un efecto negativo en el futuro, apareciendo problema en su desarrollo y en la concentración. Esta dificultad puede aparecer en la escuela, sobre todo en los niveles donde los niños debe concentrarse por períodos de tiempo más prolongados. Necesitarán ayuda y orientación profesional para mejorar este aspecto.
Pero sobre todo, lo que necesitan estos niños es que sus padres trabajen en su interior para no sufrir los gritos y el abuso verbal.
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