Cómo detener la rabieta de un niño con una pregunta
Es posible neutralizar una rabieta infantil de una forma muy sencilla
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Si eres padre o madre de niños pequeños sabrás muy bien qué es una rabieta. También es probable que hayas sentido impotencia por no saber bien cómo poder detenerla, sobre todo cuando ocurre en los momentos o situaciones menos apropiadas. Cuando ocurre una rabieta es porque el niño siente una emoción intensa difícil de controlar: la ira. Para poder controlar la ira se requiere de autocontrol, y si a los adultos les cuesta, ¡imagina a los niños! Es por eso, que los pequeños de la casa suelen ser propensos a tener rabietas…
A partir de 5 años
Existen diversas técnicas populares entre los padres para comprender la ira, la rabia y calmar así las rabietas en el menor tiempo posible. La caja de la ira y el frasco de la calma de María Montessori, son dos de estas técnicas y están muy bien… Pero no siempre se pueden utilizar y menos si estamos en un sitio público. Es decir, van bien si estás en casa o lugar controlado, pero en mitad de la calle… la cosa cambia.
Las técnicas mencionadas anteriormente son estupendas para niños de cualquier edad, pero la que te traemos a continuación está pensada sobre todo, para niños de más de 5 años y que tengan buena capacidad de razonamiento.
La técnica es sencilla y solo tendrás que recordarla en los momentos clave para evitar que un pequeño enfado o frustración acabe convirtiéndose en una temida rabieta sin fin… ¡Presta atención al siguiente apartado!
La técnica de la pregunta
Imagina que tu hijo está en un momento en el que su frustración, rabia o ira empieza a recorrerle cada centímetro de su cuerpo. Ya sea porque el hermano le ha quitado un juguete, porque se ha roto algo que quería o porque ha perdido en un juego… Cuando esto ocurra, tendrás que mantener la calma y hacerle la siguiente pregunta:
¿Esto es un problema grande, mediano o pequeño?
La pregunta les chocará y empezarán a pensar y medir la importancia que ese problema tiene realmente para ellos. Los niños más intensos seguramente dirán que cualquier problema que le afecte es grande, ¡enorme! Pero en estos casos, tendrás que ayudarle a ver las cosas con perspectiva y que se den cuenta de que, si ponen de su parte, puede haber una solución que les ayude a sentirse mejor.
Pero, dependiendo de las respuestas podemos tener en cuenta lo siguiente:
- Problema pequeño. Será fácil que entienda que la solución se conseguirá con acciones simples. Por ejemplo, si se ha enfadado porque esos zapatos que le quieres poner le hacen daño, solo tiene que ir al armario y encontrar otros más cómodos que ponerse.
- Problema mediano. En el caso de este tipo de problema, tendrás que hacerle ver que es un problema que se puede resolver. Por ejemplo, si se ha manchado una camiseta que le gusta mucho y ya no se la puede poner para salir a la calle, solo tiene que buscar otra prenda que le guste para ponerse en ese momento y lavar la otra para que se la pueda poner al día siguiente.
- Problema grande. Cuando tu hijo/a piense que es un problema grande, entonces tienes que entender y comprender sus emociones. No minimices su punto de vista para que entienda que estás comprendiendo sus emociones y que aunque hay cosas que no se pueden cambiar, o al menos no inmediatamente… se pueden buscar soluciones para sentirse mejor. Tendrás que ser su guía en esto para que aprenda a hacerlo por sí mismo.
Con el tiempo, tu hijo/a aprenderá a hacerse esta pregunta por sí mismo y será capaz de clasificar el grado de un problema, algo que sin duda, merecerá un elogio por tu parte. Es una herramienta que les servirá para toda la vida. Al crecer, serán capaces de poder ver el tamaño de un problema por su objetividad y no solo por cómo les hace sentir en un momento dado.
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