¡Déjame en paz! ¡Te odio, mamá!
Cuando los niños utilizan las palabras hirientes
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Estas palabras tanto para las madres como para los padres pueden sentirse como pequeños puñales en el corazón. Los padres tienen miedo que después de todo su duro trabajo y del cuidado con los hijos, ellos, no les amen. Hay padres que sienten ira, otras tristezas… pero la realidad es que como padre o madre, sólo tienes que relajarte ante estas situaciones.
No saben cómo resolver su conflicto interno
Cuando tu hijo grita estas palabras, él te sigue amando más que a nadie en el mundo, pero se siente tan enfadado por algo que está pasando que no es capaz de gestionar esas emociones que le recorren por dentro de otra manera. Quizá le hayas dicho que no va a salir a jugar con sus amigos porque es muy tarde, quizá haya sido porque no le vas a comprar un juguete nuevo o quizá simplemente, él se ha enfadado con algún amigo y lo está pagando contigo.
Los niños a menudo pueden decir palabras hirientes cuando tienen un problema interno que no saben cómo resolver. Puede estar enfadado, estresado o intentando tratar con sentimientos sobre algo malo que les ha pasado en la escuela o en otro contexto.
Al no ser capaz de manejar sus problemas internos, puede tener una sensación de incomodidad y sentir una fuerte reacción emocional hacia ti para compensar esas sensaciones de incomodidad. Los niños en la mayoría de los casos no son conscientes de esto, simplemente siente incapacidad para manejar el problema al que se está enfrentando en ese momento. Algunos niños también dicen cosas hirientes como medio para conseguir lo que quieren, si pueden hacer daño o que te sientas mal para dudar de ti mismo y ceder en sus pretensiones también lo harán.
Ayúdale a entender sus sentimientos y a expresarlos
Los niños -y adoleslcentes- están muy limitados verbalmente por lo que tienen dificultades para expresar tanto lo que piensan como sus sentimientos. Ellos no saben decirte que están muy enfadados porque no les dejas ir al parque, es más fácil decir que te odian.
Otra cosa también, es que a medida que crecen se van dando cuenta de que las palabras tienen un gran poder y que si te dicen que te odian, sabrá que algo tocará en tu interior. Es necesario que como madre o padre, aprendas a manejar estas situaciones, que en realidad son momentos muy delicados.
Cómo manejar estas situaciones
- Céntrate en la ira de tu hijo y en sus emociones, pero no en el aparente ataque personal.
- Controla las reacciones exageradas, recuerda que eres el modelo a seguir de tu hijo.
- Reconoce las emociones de tu hijo y ayúdale a que esté en contacto consigo mismo.
- Conecta el enfado de tu hijo con lo que ha sucedido: ‘Te dije que no podías ir al parque y eso te ha enfadado’.
- Enséñale a usar frases que digan cómo se siente: ‘Me siento enfadado porque…’
- Enséñale que estarás a su lado para ayudarle a sentirse mejor -sin que eso signifique ceder a sus pretensiones-.
El efecto de las palabras
Es importante educar a tu hijo sobre el efecto de las palabras, puedes explicarle que el odio es una palabra fea que hiere los sentimientos de las personas. Recuérdale las veces que se utilizan estas palabras y ayúdale a construir la empatía hacia los sentimientos de las demás personas.
Es muy importante evitar responder con las mismas frases de enfado porque tendría un impacto negativo en el niño, podría hacer que el niño sienta duda de tu amor. Si las dices por error, deberás disculparte y decir que lo dijiste sin pensar y que en absoluto es lo que siente. Tampoco es buena idea que les preguntes cosas como: ‘¿Cómo puedes decir eso?’. El problema cuando se dan esas preguntas es que el niño piensa que sus sentimientos no son aceptables, y el objetivo es fijar un límite sin que por eso salga afectada su autoestima.
Lo mejor que se puede hacer en estos casos es enseñar a los niños a que no oculten sus sentimientos y que aprendan a expresarlos de forma positiva. Hablar de las emociones y hacerles frente de forma positiva le ayudará a tu hijo a saber resolver sus conflictos internos y por tanto, a ser más feliz en su vida.
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