Deja de gritar a tus hijos, podrías convertirles en personas destructivas
Los gritos son como puñales en el alma de los niños…
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¿Cómo debes disciplinar a tus hijos cuando estás de los nervios y parece que no te escuchan? Sin gritar. Gritar es muy perjudicial para los niños. Investigadores de la Universidad de Pittsburgh descubrieron que ‘la disciplina verbal dura’ (insultos y gritos en su mayoría), puede ser tan perjudicial para los niños como golpearles. Los gritos aumentan las probabilidades de que los niños se depriman.
Si se les grita a los niños ellos aprenderán a que gritar es la forma normal de comunicación entre las personas, dejarán de mostrar respeto hacia los demás en sus relaciones interpersonales porque no se ha tenido respeto hacia ellos a través de los gritos. Además, la relación de padres e hijos donde hay gritos, se puede volver inestable y volátil, hasta tal punto de que no exista una forma de comunicación saludable volviéndose una relación tóxica y perjudicial para ambas partes.
Si eres padre o madre sabrás que las emociones a veces cuestan controlarlas, y que los niños en ocasiones te pueden poner al límite… Y antes de que te des cuenta estás poniendo a prueba la capacidad de tus pulmones. Sentirse frustrado de vez en cuando es muy normal dentro de la paternidad o la maternidad, la buena noticia es que puedes cambiar la forma en cómo te diriges a tus hijos para evitar crearles daños emocionales.
Por qué gritan los padres
La respuesta corta es porque los padres se enfadan y sin un buen control de impulsos o de las emociones más intensas, sin darnos cuenta se levanta la voz… Pero cuando aparecen los gritos, rara vez se soluciona la situación, sino que más bien se empeora. Puede ser que los niños después de un grito se callen y se vuelvan obedientes por un corto período de tiempo, pero esto no hará que se corrija su comportamiento o su actitud. Con los gritos a los niños se les enseña a tener miedo en lugar de comprender las consecuencias de las acciones.
Los niños dependen de los padres para el aprendizaje en todos los sentidos. El grito es ira y agresión y si un niño lo percibe como algo normal dentro de la familia, su comportamiento reflejará eso mismo: ira y agresión. Se puede volver destructivo. El trabajo de los padres después de asegurar la salud física de los hijos, es velar por su salud emocional y ayudarle a gestionar sus propias emociones.
Los efectos de los gritos en los niños
Si alguna vez has gritado a tus hijos, sabrás que el mensaje no se transmite más claro y que además, te aparecerá sentimiento de culpa o arrepentimiento después. Si alguna vez te han gritado, sabrás cuál es el sentimiento negativo que se recibe con ello. Gritar hace que las personas desconecten del mensaje que se transmite y que se escuden detrás de sentimientos dolorosos. Además, la disciplina en los hijos será más difícil porque los niños no estarán receptivos a lo que quieras decirles.
Los niños que reciben gritos de sus padres, se convertirán en niños más agresivos tanto física como verbalmente. Gritar sin importar el contexto es una expresión de ira que asusta a los niños y les hace sentir inseguros. La calma, por el contrario, es tranquilizador y hace que los niños se sientan queridos y aceptados a pesar del mal comportamiento, por lo que puede hacerles estar más receptivos a un cambio positivo.
El grito no es una buena forma de educar a los hijos, en ninguna de sus variantes. Ni gritos, ni humillaciones verbales, ni tampoco insultos… Todo ello se puede calificar como abuso emocional. Está demostrado que tiene efectos a largo plazo, como la ansiedad, la baja autoestima y el aumento de la agresividad. Además, los gritos también harán que los niños sean más susceptibles a no respetar a los demás, a no empatizar con otros y a no comprender cuáles son los límites saludables entre las personas.
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