Educación

¡Cuidado! Puede que estés criando a un niño caprichoso

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criando niño caprichoso
Mª José Roldán

Mª José RoldánMaestra y Psicopedagoga

Hay muchos padres y madres que no entienden cómo puede ser que sus hijos se hayan vuelto tan exigentes, quejosos y caprichosos. Parece que si no tienen lo que quieren cuando lo quieren, llega la guerra porque entran en una cólera temible. Las rabietas se vuelven cada vez más fuertes y las luchas de poder siempre las ganan los hijos. En realidad, todas las familias se enfrentan antes o después a las rabietas de los niños, ya que esto es natural para el buen desarrollo y crecimiento infantil.

Pero una cosa son las rabietas normales y necesarias para el crecimiento de los hijos y otra muy diferente es que en tu casa se monte una batalla campal porque tu hijo quiere algo que no le das.  Cuando esto ocurre ambas partes sufren por lo que es normal que los padres quieran evitar que éstas circunstancias se den. Lo que no se dan cuenta, es que cediendo a los caprichos de los hijos, evitan la situación en ese momento, pero están empeorando una situación que seguro, vendrá de nuevo en poco tiempo.

Tú puedes educar sin que tu hijo se vuelva caprichoso

Es más que seguro que no querrás que tus hijos se conviertan en personas caprichosas e incluso, tiranas. Está en tus manos que tus hijos crezcan de forma equilibrada emocionalmente. Es necesario que tengas muy claro cuáles son los errores que NO debes cometer para evitar que tus hijos se vuelvan caprichosos e insensibles.

evitar niño caprichoso

Si es necesario apunta estas conductas que potencian que tu hijo sea caprichoso, así, en tu día a día podrás recordar qué es lo que NO debes hacer y cómo NO debes hacerlo:

  • Decir “sí” a todo. La permisividad es un gran error y atender todos los deseos de tus hijos también. Un poco de frustración en su vida les resulta necesario para poder entender cómo funciona el mundo, y también, para crecer y evolucionar. Tu amor no se basa en tus ‘sí’, más bien, todo lo contrario…
  • Decir “no” a todo. Igual de malo es un extremo como el otro. Decir a todas las peticiones que te hace tu hijo con un rotundo “no”, tampoco es una buena idea. La clave está en la flexibilidad y en priorizar aquello que sí se puede o que es necesario. Dale opciones a tu hijo, y verás un gran cambio en su comportamiento.
  • No ser constante. Es cierto, eres humano y a veces te equivocas, es normal. Hay días mejores y días peores… ¡nadie te va a culpar por eso! Por ello es posible que haya días que te comportes diferente con tus hijos y seas más permisivo que otros e incluso, que haya días en los que seas más autoritario. Pero cuidado, si te comportas de forma contradictoria, tus hijos se darán cuenta y se confundirán con tus límites y reglas en casa. Es necesario que te esfuerces en darle estabilidad emocional.
  • No emplear consecuencias. Las consecuencias son imprescindibles para la educación de los niños. Las reglas y los límites deben cumplirse y el mejor regalo que puedes darle a tu hijo es entender esto. La sociedad necesita que lo entienda y su bienestar emocional también. Por eso, sé constante con las consecuencias pero sin castigar ni faltarle jamás al respeto a tu hijo. Recuerda que educar con amor y cariño es la clave del éxito… tu comportamiento (bueno o malo) es su mejor ejemplo en su crecimiento.
  • Ceder ante las rabietas. Si tu hijo te pide algo y primero le dices que no, pero cuando está en plena rabieta cedes… tu hijo aprende que con las rabietas y los malos modos consigue lo que quiere. ¿Te puedes imaginar lo que puede suceder con el paso del tiempo?

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