Cuando me preguntas si te quiero…
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Es curioso cómo los niños saben de manera innata que sus madres les quieren por encima de todas las cosas, o que al menos, deberían quererles. Desgraciadamente en el mundo existen madres que no deberían haberlo sido porque no quieren a sus hijos, porque les pegan, les maltratan, porque anhelan su vida antes de ser madre hasta el punto de dejar de querer a sus hijos, porque también hay madres que abandonan a sus pequeños… Aunque afortunadamente, este tipo de madres no son la norma.
La norma es que existan madres que amen a sus hijos por encima de todas las cosas. Madres coraje que luchan como leonas por el bien de sus hijos. Los niños saben desde que son bebés que ese ser es su ángel protector mientras tenga aire en sus pulmones, porque si una madre tiene que hacer algo en su vida, su instinto le dice que es cuidar y proteger a sus hijos, tengan la edad que tengan.
Mamá, ¿me quieres?
Los niños, cuando llegan a una edad preguntan a sus madres si les quieren porque aunque lo saben y lo sienten, quieren asegurarse. Una madre ante esta pregunta normalmente se ríe de manera cómplice, porque claro, el amor que siente por sus pequeños siempre es indescriptible. Una madre le dirá que sí a su pequeño, le dará un abrazo y le dirá que le quiere por encima de todas las cosas y además, para siempre.
Un niño normalmente ante esta respuesta se queda tranquilo, pero en realidad la madre piensa…
“Que se lo digan a mis órganos vitales que se movieron todos de su sitio para dejarte un espacio dentro de mi cuerpo. Que se lo pregunten a mi útero que fue tu hogar durante unos meses. O a mis brazos que fueron, son y serán siempre tu consuelo. Que se lo digan a mis piernas, que fueron las tuyas y sostuvieron el peso de ambos. Que se lo digan a mis sentidos que cambiaron de percibir la vida desde que supe de tu existencia… Siempre supe sin tan siquiera conocerte que te amaría por encima de cualquier cosa.
Con tan solo sentirte dentro de mí sabía que mi amor por ti era incalculable, y en cuanto te tuve en mis brazos, mi vida cambió para siempre. Mi corazón te pertenecía y mi mente dejó de pensar en mí para pensar en ti. Así que cuando preguntas si te quiero vida mía, te puedo decir con toda la convicción del mundo que te quiero con todo mi ser, con todo mi yo. Hubo un tiempo en que fuimos uno solo, mi ser te dio la vida y mi corazón se quedó contigo”.
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