Cómo criar a un niño para fomentar su curiosidad
Desde pequeños la curiosidad mueve su mundo
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La curiosidad es innata en los seres humanos y para que los niños aprendan con motivación durante toda su vida, no se debería vetar esta actitud frente a las cosas. Los niños tienen una curiosidad natural que se debe potenciar desde pequeños y es que desde que pueden les gusta buscar flores, piedras o cualquier otra cosa que les resulte interesante en la naturaleza.
En ocasiones, los padres nos olvidamos de la importancia que tiene esta curiosidad en los niños y nos limitamos a programar todo lo que tienen que hacer e incluso pensar. Cuando se hace esto se corre el riesgo de apagar la curiosidad innata de los niños. Aunque no está mal programar una clase de dibujo (si le gusta el arte) o de gimnasia (si le gustan los deportes), los niños deberán tener la oportunidad de elegir.
Cuando los niños son pequeños siempre están dispuestos a nutrir su curiosidad innata, a aprender cosas nuevas, a hacer cosas interesantes, están dispuestos a escucharte y atenderte si lo que les dices les resulta interesante. Pero con el tiempo la curiosidad innata y natural puede desaparecer, pero la buena noticia es que se pueden tomar medidas para que la curiosidad siga viva dentro del alma de los niños. ¿Qué medidas es mejor emplear?
Dar tiempo libre para jugar
Los niños necesitan tiempo libre para jugar. Poder jugar sin estructura ni límites les ayudará a potenciar su curiosidad por todo lo que les rodea y potenciarán su imaginación para buscar actividades que les diviertan. El juego libre permitirá que los niños pongan a prueba sus propias teorías, a crear otras nuevas, a realizar descubrimientos, a probar nuevos roles… en definitiva, serán capaces de dar un empujón a sus propios límites personales.
Muchos niños son privados del juego libre porque les programan todo tipo de actividades estructuradas, con reglas y límites. Esto no está mal siempre y cuando sea por un tiempo limitado. Los niños necesitan tiempo para construir fortalezas con cajas de cartón, escavar en la tierra recién mojada por la lluvia para buscar gusanos, ver cómo son los insectos en la naturaleza, etc.
Permitir que se ensucien
A los niños no les importa mancharse mientras se lo pasen bien y estén descubriendo cosas nuevas, es parte del proceso. Muchos padres piensan que los niños sólo es normal que se ensucien cuando tienen edad preescolar, pero la realidad es que es parte de la curiosidad y no es tan malo. Cuando los niños se ensucian, normalmente es porque están experimentando o jugando con la naturaleza y esto les ayudará a resolver problemas, mejorará su motricidad fina, les enseñará qué es la causa y el efecto.
Decir sí con más frecuencia
Los niños pequeños escuchan demasiadas veces durante el día la palabra ‘no’: ‘No se puede saltar en el sofá’, ‘No puedes caminar por ahí’, ‘No toques eso’… No, no y no. Los padres debemos crear límites para los niños, por supuesto, es necesario para protegerles, pero el problema está en decir tantas veces la palabra ‘no’. El ‘no’ condiciona a los niños y su sentido natural de la aventura se aplasta en segundos.
Por eso, es necesario acceder a más solicitudes de los niños cuando realmente no son ningún peligro para ellos o cuando se pueden divertir (también contigo). Cuando los padres permiten a los niños que exploren su entorno (seguro), estarán fomentando su curiosidad y además, también su independencia.
Otro aspecto que no se puede pasar por alto para fomentar la curiosidad de los niños es fomentar una buena comunicación con los padres, contestar a sus preguntas y preguntarles cosas a los pequeños para que puedan resolver.
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