Educación

Crianza natural o cómo reforzar el vínculo afectivo con tus hijos

Las claves para apostar por la crianza natural con los más pequeños de casa

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Crianza natural
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

La crianza natural se ha convertido en tendencia en los últimos años. No es un concepto nuevo, pero cada vez más madres y padres deciden apostar por este estilo de crianza que pone el foco en las necesidades, tiempos y demandas naturales del bebé. Una manera de educar a niños más seguros, con una adecuada autoestima y mucho más felices que, además, fortalece el vínculo entre los padres y los hijos de una manera especial. Te contamos cuáles son los orígenes de este estilo de crianza, en qué consiste y sus claves principales para ponerla en práctica.

Madre suave v/s Madre dura, la teoría del apego en la que se sustenta la crianza natural

El concepto de crianza natural que conocemos hoy, en realidad, sienta sus bases en los estudios del psiquiatra y psicoanalista John Bowlby sobre el impacto emocional de la privación materna en los niños que quedaron huérfanos y sin hogar tras la Segunda Guerra Mundial. Partiendo de este análisis, Bowlby dio forma a su teoría del apego, según la cual los niños necesitan un vínculo emocional sólido durante los primeros años vida para desarrollar adecuadamente su personalidad y sus potencialidades.

La teoría del apego de Bowlby afirma que tanto las madres como sus hijos desarrollan una necesidad biológica común: crear un vínculo emocional intenso durante los primeros años de vida. Para los niños, este apego se convierte en una especie de mecanismo de protección que les permite centrar su atención en descubrir su entorno y estimular su desarrollo, en lugar de tener que enfocar sus esfuerzos en sobrevivir. Para las madres, este apego favorece la comunicación y la relación con su hijo, reforzando su seguridad en la crianza. Es a través de este vínculo que la madre puede dar rienda suelta a la libre expresión de su hijo mientras el niño puede desarrollar todo su potencial.

Tiempo después, el psicólogo estadounidense Harry Harlow llevó la teoría del apego de Bowlby al siguiente nivel comprobando sus efectos en un laboratorio. En una época en la que se consideraba que las madres debían tener comportamientos “duros” con sus hijos y propiciar su desapego para convertirlos en adultos fuertes e independientes, Harlow se dio a la tarea de comprobar el impacto de este tipo de crianza en los niños. Para ello, estudió los efectos emocionales en crías de monos Rhesus que crecieron separados de sus madres.

Su investigación consistía en sustituir a las madres biológicas por dos madres artificiales, una con aspecto de mono, confeccionada con felpa y suave al tacto, y otra de aspecto más frío, confeccionada en malla metálica, pero con un biberón que proporcionaba alimento a las crías. El objetivo era exponer a las crías de monos a este contexto para analizar sus conductas y su adaptación. Curiosamente, las crías eligieron pasar la mayor parte del tiempo con la madre “suave” mientras que solo se acercaban a la otra cuando tenían hambre, e incluso así lo hacían sin despegarse de la madre de felpa.

De la misma manera, cuando les cambiaban el entorno, se aferraban a la madre “suave” hasta que se sentían seguros para explorar el ambiente y, si se asustaban, volvían inmediatamente a la madre de felpa. Así, surgió la teoría de la madre suave de Harlow, según la cual los niños, al igual que las crías de monos, necesitan los cuidados de una figura que les proporcione seguridad y tranquilidad, incluso por encima de otras necesidades más básicas como la alimentación. De esta manera, Harlow comprobó lo que ya afirmaba Bowlby: la importancia de una figura de apego que brinde seguridad, cariño y protección a los niños desde una edad temprana, la esencia de la crianza natural que conocemos hoy.

¿Qué se entiende por crianza natural?

La crianza natural, también conocida como crianza con apego o crianza respetuosa, es un tipo de educación centrada en la relación íntima entre el bebé y su madre, en la que el contacto físico y el respeto a los tiempos y demandas naturales del bebé cobra especial relevancia. Se trata de un estilo educativo basado en la confianza mutua, en la que los padres se esfuerzan por comprender el mundo emocional infantil y brindarles a los niños la libertad que necesitan para convertirse en personas auténticas, independientes y autodeterminadas.

El término, que proviene del concepto “attachment parenting” acuñado por el pediatra estadounidense William Sears en la década de 1980, busca entender las necesidades biológicas y psicológicas de los niños para evitar expectativas poco realistas en su comportamiento. Básicamente, se enfoca en propiciar un apego seguro con el que los niños se sientan cómodos y protegidos para que puedan crecer de manera sana mientras los padres desarrollan un vínculo indestructible con sus hijos al animarlos a seguir su propio camino.

A diferencia de la educación tradicional, en la que los adultos están acostumbrados a tener el control, imponer sus normas y valores y someter a sus hijos a su voluntad, en la crianza natural, los padres desarrollan una visión diferente de las necesidades de sus hijos, aprenden a respetar su individualidad y les incitan a dar forma a su personalidad de manera autónoma. De esta manera, los niños aprenden a ser respetuosos, responsables, honrados y amables porque ven este patrón en los adultos que les rodean y no porque les “obliguen” a imitar este tipo de comportamiento.

¿Cuáles son los fundamentos de la crianza natural?

En la práctica, la crianza natural se fundamenta en una serie de claves que son las que fomentan y fortalecen el vínculo entre padres e hijos desde una edad temprana. Conocidas como las 8 B, debido a su enunciado en inglés, se trata de 8 cuestiones básicas que toda madre y/o padre debe tener en cuenta para aplicar de manera efectiva la crianza natural con sus hijos.

1. Contacto físico desde el primer momento

En la crianza natural el contacto físico entre madre e hijo cobra un rol esencial ya que es una de las formas en las que la madre hace sentir seguro al más pequeño de casa. Por eso, se incentiva el contacto corporal estrecho desde el primer momento, apostando por partos menos medicalizados, más naturales y conscientes que, además de resultar menos traumáticos para el bebé, le permita a la madre tomar en brazos a su hijo nada más nacer. Asimismo, se recomienda mantener un contacto físico cercano e íntimo durante su crecimiento, sobre todo durante los primeros meses de nacido.

2. Lactancia materna siempre que sea posible

La lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida del bebé no es solo el mejor alimento para el pequeño y una excelente “vacuna” para protegerlo de las infecciones del entorno, sino que también es una manera de potenciar un apego seguro. El amamantamiento es un momento único tanto para la madre como para el bebé que les permite estrechar lazos y crear un vínculo íntimo que durará toda la vida.

Fundamentos crianza natural

3. Sensibilidad ante las necesidades infantiles

Ser sensible y comprensivo con las necesidades infantiles es otra de las claves fundamentales de la crianza natural en la práctica. En este sentido, es fundamental, por ejemplo, que los padres presten atención al llanto del bebé para identificar la causa e intentar solventarla lo antes posible, una manera de hacerles sentir comprendidos y seguros. Asimismo, a medida que crecen deben aprender a poner en perspectiva las necesidades y preocupaciones infantiles, prestándoles la atención e importancia que ameritan.

4. Cerca la mayor parte del tiempo

La crianza natural implica pasar mucho tiempo con el bebé, incluso cuando la madre está realizando otras tareas. Por eso, el porteo es otro de los recursos clave de este estilo de crianza. Que las madres lleven al bebé la mayor parte del tiempo consigo no solo les brinda una sensación de seguridad y protección al pequeño, sino que refuerza el vínculo entre ambos y fortalece la confianza que el bebé tiene en su madre. De ahí que, siempre que sea posible se recomienda tener al bebé cerca.

5. Rutinas de sueño seguras y positivas

Crear una rutina de sueño agradable y positiva es otra de las experiencias que promueve la crianza natural. Es importante que a la hora de dormir el niño se sienta seguro para que pueda conciliar un sueño realmente reparador. Para conseguirlo, es esencial contar con una rutina de sueño en la que se propicie el contacto físico y se cree un momento de intimidad que ayude al pequeño a dormir. Y, una excelente manera de lograr este propósito es a través del colecho seguro.

6. Amor y cuidado constantes

Los padres no solo deben cubrir las necesidades biológicas y materiales de los niños, también deben prestar atención a sus necesidades psicológicas y emocionales. De ahí que las muestras de amor y cariño constantes es otra de las claves que no debe faltar en una crianza natural que promueva el desarrollo físico y psicológico saludable en el niño. Es fundamental que los padres dediquen tiempo a jugar con su hijo y le hagan saber cuánto le quieren, convirtiendo los besos, abrazos y caricias en el pan de cada día.

7. Disciplina positiva

Otra de las claves esenciales de la crianza natural consiste en educar a los niños de manera positiva. Es importante no encasillar el aprendizaje infantil en patrones de comportamiento que se supone deberían tener a su edad y, en cambio, estimularles a que aprendan a su propio ritmo y según sus intereses. Es a través del ejemplo que el pequeño debe aprender buenos valores y comportamientos, por lo que más allá de guiar su conducta, se recomienda brindarles patrones conductuales positivos que puedan imitar y dejarles libres para que encuentren su propio camino.

8. Equilibrio entre la vida personal y familiar

Uno de los aspectos esenciales, pero que más se pasa por alto en la crianza natural, es la importancia de reconocer y validar no solo las necesidades infantiles, sino las de todos los miembros del hogar. Es fundamental encontrar un balance entre la vida personal y familiar y tener en cuenta que, aunque la crianza con apego puede llegar a ser muy exigente y requerir sacrificios personales, también debe resultar satisfactoria y llenar de plenitud a los padres. De ahí que sea necesario involucrar a todos los miembros del hogar en la educación infantil y encontrar un equilibrio en el que, en la medida de lo posible, se satisfagan las necesidades de todos.

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