Crianza infantil: Los hijos siempre reflejarán cómo les hemos criado
¡Nuestros hijos, nuestro reflejo!: cómo nuestro ejemplo moldea su personalidad
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Independientemente, del estilo de crianza que hayamos escogido, hay ciertos aspectos y hábitos que nuestros hijos aprenden directamente de nosotros y que nunca van a cambiar. Estos hábitos son los que marcarán una buena parte de su crecimiento y desarrollo, teniendo sus consecuencias en su edad adulta. Por este motivo, resulta fundamental que seamos buenos ejemplos para ellos, para que vean en nuestra figura las personas que nosotros querríamos ver en ellos en su edad adulta.
El Modelado: técnica conductual basada en el “modelo”
Dentro de la gran cantidad de técnicas usadas para mejorar el comportamiento de los niños, la del modelado es una de las más empleadas por su sencillez de aplicación. De hecho, sin más ni menos, esta técnica se basa en ofrecer al niño un “modelo” de la conducta deseada para que la interiorice y la imite. Esta técnica se basa en el proceso natural de aprendizaje. Y, ¿Quiénes son los primeros modelos en el desarrollo de los niños? Exactamente, los padres.
La capacidad de imitación es innata en los niños y es la base de su aprendizaje. Así, un niño observará atentamente el comportamiento de sus padres para encontrar la guía que necesita para desarrollarse. Sin embargo, a veces, no tenemos en cuenta que los niños no solo aprenden de nosotros, sino que también lo hacen de aquellas con las que se relacionan, directa o indirectamente, así como de su entorno. Por este motivo, sea cual sea el estilo de crianza por el que optemos, debemos asegurarnos de que los “modelos” cercanos a los niños mantengan comportamientos adecuados. Del mismo modo, resulta fundamental proveer al niño de experiencias agradables y darle un entorno en el que pueda sentirse seguro y protegido.
Relacionarse con los hijos desde la atención, la compasión y el respeto
Si buscamos que nuestros hijos tengan un determinado comportamiento ante las situaciones de la vida, que sepan adaptarse a ellas y que puedan crecer saludablemente, es fundamental que les proveamos con todas las herramientas necesarias. Y, cuando hablamos de herramientas, también hacemos referencia a nuestro comportamiento.
La imperfección es perfección
Muchas personas se obsesionan con encontrar la perfección: el trabajo que hacen debe ser perfecto, sus hijos deben ser perfectos y ellos deben ser perfectos para ser los perfectos padres y madres. Sin embargo, esto no funciona así. Cómo dijo Stephen Hawking: “Una de las reglas básicas del Universo es que nada es perfecto. La perfección simplemente no existe. Sin la imperfección, ni tú, ni yo existiríamos”.
Así, queda clara la idea: debemos aceptar nuestras imperfecciones, a al igual que entender que nuestros hijos no van a serlo. Debemos enamorarnos de sus fortalezas y dejar de fijarnos, constantemente, en sus debilidades: solo trabajando las primeras, seremos capaces de criar niños fuertes, resolutivos y emocionalmente inteligentes. Si ellos ven que lo importante es la mejor parte de cada persona, también sabrán valorar la suya. Así mismo, serán niños menos criticones y, por ende, desarrollarán relaciones afectivas mucho más sanas.
La escucha activa: el mejor aliado en la crianza
La escucha activa es parte fundamental de la comunicación exitosa. Son muchos los padres que sienten que sus hijos no los escuchan, que no les hacen caso. Esto se debe, en muchas ocasiones, a que la escucha activa no es parte del acto comunicativo en sí mismo. Y, cuando decimos que esta escucha no forma parte de la comunicación, no nos referimos solamente a los padres. ¿Cuántas veces hemos querido hablar con nuestros hijos y nos ha sido imposible? Por este mismo motivo, es necesario establecer unos buenos patrones de comunicación desde que son pequeños. Fomentar la escucha activa es bastante simple si se aplican unas sencillas técnicas:
- La primera consiste en mantener un contacto visual frecuente (por no decir constante, algo que sería imposible). Mediante este contacto, el inconsciente nos provoca interés en el tema de conversación y lo mismo sucede con los niños.
- Buscar un entorno agradable y relajado sería la segunda técnica: un entorno sin distracciones en el que la mayor “diversión” sean los padres o cuidadores.
- Y, la tercera que os mencionaremos es la posición corporal: sentarnos frente a nuestros hijos, con una espalda y cabeza recta y asintiendo ligeramente con la cabeza hará que el niño entienda que nos interesa su conversación y nos irá explicando cada vez más.
Como siempre, si los niños ven todos estos elementos de la comunicación no verbal en nosotros, también los interiorizarán sin darse cuenta y los aplicarán en su vida cotidiana.
Crear seguridad y confianza
Por último, la seguridad y la confianza es esencial y no solamente a la hora de crear un entorno de crianza. Si tenemos estos atributos en nuestra personalidad, nuestros hijos se darán cuenta de ello rápidamente. Así, estaremos enfatizando la confianza y la seguridad en uno mismo como rasgos de una personalidad exitosa.
Los valores de la vida: deben verlos en nosotros
Es fácil decir que queremos transmitir a los niños valores como la humildad, la empatía, la compasión o la gratitud. Sin embargo, a veces, nosotros mismos nos olvidamos de llevarlos a la práctica. Entonces, ¿cómo los pueden desarrollar los niños? A través de cuentos y películas, está bien. Pero, el mayor ejemplo de ellos y de su aplicación en la vida, acabamos siendo nosotros. Así que: papis, mamis a desarrollar estos valores de gratitud y humildad, aunque pueda resultar complicado en determinadas ocasiones.
Sin importar el modelo de crianza que escojamos en familia, dar ejemplo a nuestros hijos siempre será la mejor manera de transmitirles nuestros conocimientos. Por ello, el tiempo en familia y la calidad de este resultan esenciales, ya que nos permiten crear vínculos fuertes y sanos a la vez que ofrecen a los peques un entorno de continuo aprendizaje positivo.
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