Creatividad y aprendizaje significativo: Dos asignaturas pendientes en las escuelas
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Todos somos conscientes de la importancia de desarrollar la creatividad y potenciar el aprendizaje significativo en los niños. Sin embargo, en el sistema educativo actual no parece estar muy claro ya que lejos de estimular la extraordinaria habilidad de los niños para innovar, se centra en desarrollar las habilidades académicas dentro de un estricto marco. Así les arrebatan su increíble capacidad para ponerse a prueba y experimentar, les impiden llevar a la práctica las ideas que se salen de la norma y les exhortan a evitar los errores a toda costa. Básicamente, se les educa a imagen y semejanza de los adultos.
No obstante, es importante que los niños cometan errores, que se atrevan a experimentar cosas nuevas, que salten las normas de vez en cuando y que aprendan a ser auténticos. Solo así podrán desarrollar su creatividad y dar rienda suelta a sus emociones. Obviamente, para conseguirlo es necesario darle un vuelco al sistema educativo actual, replantearse los objetivos de la escuela y cambiar radicalmente la concepción que tenemos de la educación y la creatividad infantil. En este sentido, María Acaso, profesora titular de Bellas Artes de la Universidad Complutense, nos propone un primer paso: el Art Thinking.
Art Thinking: Una metodología para desarrollar la creatividad y despertar las emociones en los niños
Básicamente, Art Thinking es una metodología que se puede aplicar a cualquier tipo de aprendizaje. Introduce las artes visuales, literarias, escénicas, digitales y la arquitectura en la educación, pero a diferencia del sistema educativo tradicional no las incluye como materias sino como herramientas para desarrollar el interés y la curiosidad en los niños y potenciar de forma natural la necesidad de esforzarse y perseverar.
Esta metodología de enseñanza le otorga mayor importancia al desarrollo del pensamiento divergente y crítico que al pensamiento lógico y racional, de manera que se centra más en enseñarles a los niños a reflexionar sobre las experiencias de la vida cotidiana y las temáticas que aprenden a diario en el colegio, que en reproducirlas. Así los niños pasan de ser meros reproductores de contenido a convertirse en los gestores de su propio aprendizaje.
Además, a diferencia de los métodos tradicionales, Art Thinking no genera en los niños miedo, ansiedad y estrés para lograr que se interesen en el aprendizaje, se apropien del contenido y aprueben los exámenes sino que se enfoca en generar sensaciones placenteras para que de esa forma los pequeños se motiven por sí solos a aprender.
Otro de los rasgos distintivos de esta metodología es que concibe la educación como un proceso de generación de conocimientos, no solo de transmisión de contenido, lo cual les otorga a los niños un papel más activo en su proceso de aprendizaje, permitiéndoles desarrollar su creatividad y potencialidades sin límites predeterminados. También fomenta el trabajo colaborativo como alternativa para estimular la zona de desarrollo potencial de los niños, dándole mucha importancia en el trabajo en grupo.
Una aplicación divertida, una concepción compleja
La concepción de Art Thinking del aprendizaje aplicado a la mente de los niños es bastante más compleja. Esta metodología se basa en la idea de que mientras los niños aprenden un contenido, en su cerebro se crean constantemente circuitos neuronales que son los que les permiten apropiarse del conocimiento. Sin embargo, cuando ese contenido no resulta significativo, esos circuitos terminan desapareciendo más temprano que tarde. Ello explica por qué muchos niños suelen olvidar los contenidos tras terminar los exámenes.
Por tanto, la clave para que los niños se apropien del conocimiento y aprendan a pensar por sí solos radica en que el aprendizaje les resulte significativo, que experimenten curiosidad por aprender y desarrollen una motivación intrínseca.
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