Cosas que puedes hacer en 2023 para que tus hijos sean felices siempre
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Todos los padres quieren lo mismo para sus hijos: que estés sanos física y mentalmente y que sean felices. Todos queremos esa felicidad para ellos pero no todos son capaces de saber cómo hacerlo para que lo consigan desde la infancia y hasta su vida adulta. Es cierto que cuando los padres de hoy eran niños, se sabía poco acerca del neurodesarrollo infantil o sobre la psicología positiva.
Enseña a tus hijos a ser felices hoy y siempre
Afortunadamente, estamos en una era en la que tenemos mucha información sobre crianza respetuosa y debemos saber escoger bien la información para intentar ser cada día la mejor versión de padre o madre para nuestros hijos. Para que puedas enseñar a tus hijos a que sean felices siempre, no te pierdas todo lo que te vamos a explicar a continuación.
¡A jugar!
Para que tus hijos sean felices en el futuro deben vivir el presente, disfrutar del día a día, sonreír a tu lado. Para ello, evita el pretender que crezcan demasiado rápido y permiteles que sean niños: que hagan ruido, que se equivoquen, que jueguen, que se aumente el vínculo afectivo en la familia… Juega con tus hijos y deja que lo hagan también de forma libre cuando lo deseen. Jugar en la infancia es fundamental para ser feliz en la vida adulta.
Ama a tus hijos
Los niños necesitan amor para poder desarrollarse y crecer. Necesitan tener tu contacto físico cada día: abrázales, diles que les quieres, acaríciales todas las noches en la cama mientras les cantas una canción de cuna, dales todos los besos que tengas tiempo de darles cada día…
Esto hará que en su cerebro aumente la presencia de la hormona del amor: la oxitocina. Le ayudará a crecer feliz, sintiéndose querido y con confianza tanto hacia su entorno como hacia sí mismo. Cuando tu hijo siente que su mundo es seguro (les llevas y les recoges del cole, les haces la comida, les vistes cada mañana, mantenéis rutinas diarias, etc.), esto también le hará segregar oxitocina. En pocas palabras, crea un hogar amoroso en familia.
Pon límites
Unos padres permisivos no entenderán mucho esto, pero para que tus hijos crezcan felices y seguros, deben saber que hay límites que deben cumplir. Tienen que entender que se esperan ciertas cosas de ellos que deben cumplir para vivir todos en armonía, y por supuesto, también tendrás que decirles que “no” cuando sea necesario.
Cuando tu hijo crezca, si lo ha hecho en un hogar con límites (normas y límites siempre desde el respeto y el amor), se convertirá en una persona resiliente y con asertividad. Saca a tu hijo de esa burbuja y hazle ver que en la vida hay que aprender a superar dificultades y sobre todo, frustraciones.
No le hagas la vida demasiado fácil ni tampoco resuelvas todos sus problemas. Si le dices que no hay chucherías después de la cena o que ahora no es momento de ver la televisión porque hay que cenar, lavarse los dientes y dormir, mantente firme.
De esta manera también será capaz de disfrutar de los buenos momentos y de afrontar esas pequeñas frustraciones diarias que en el futuro le ayudarán a soportar otras de mayor magnitud. La felicidad estará en su vida porque aprenderá a disfrutar el momento y a saber esperar para llegar a los momentos de gratificación.
Enséñale a ser agradecido
Ser agradecido nos ayuda a apreciar las cosas que tenemos en la vida. Aprender a dar las gracias es fundamental y como padres tenemos que ser un buen ejemplo de ello. Darle las gracias a tu hijo por pequeños gestos diarios como hacer algo cuando se lo pides hará que él también sea capaz de dar las gracias por los pequeños detalles. Ser agradecido es otra de las bases para la felicidad.
Si cultivas el agradecimiento por las cosas buenas que ocurren en el día a día, por pequeñas que sean, tus hijos crecerán siendo más felices porque serán conscientes de todo lo bueno que tienen y no se fijarán tanto en aquello que les pueda faltar.
Dale responsabilidades en el hogar
Las responsabilidades no son solo importantes cuando crecen porque están madurando, los niños y niñas deben tener responsabilidades desde que son bien pequeños. Les ayudará a sentirse útiles y aumentará su autoestima y su felicidad. Su cerebro tendrá una misión y esto les hará sentir satisfacción por las cosas que son capaces de realizar.
Quizá al principio cometa fallos en estas responsabilidades, y es normal. No le critiques, ni le grites ni quieras hacer todo por él/ella. Es importante que tengas paciencia y que le enseñes lo que necesita para que así, poco a poco, vaya siendo capaz de realizar las cosas por sí mismo, aumentando aún más esta satisfacción y autoestima.
Aplica la disciplina positiva
La disciplina positiva es fundamental para que tus hijos crezcan felices y para que tú, como padre o madre, disfrutes de la crianza cada día de vuestras vidas. Estarás más tranquilo/a, no tendrás la necesidad de gritar y lo que es mejor, no habrán sentimientos de culpa ni por tu parte ni por parte de tus hijos.
No sentirás la necesidad de perder los nervios en la crianza diaria y tus hijos serán capaces de hacer las cosas bien sin tener que obedecerte a ciegas ni tampoco se revelarán contra ti. Los castigos solo aumentan el rencor de los hijos a los padres y se levanta un muro emocional difícil de derribar.
La disciplina positiva te ayudará a criar a tus hijos con más seguridad, a resolver los conflictos sin afectar el desarrollo psicológico de tus hijos y que tú, no te sientas sobrepasado/a en ocasiones cuando las cosas se complican en la crianza. Con la disciplina positiva seréis todos felices, tanto tú, como tus hijos.
¡Sé feliz!
Para ser feliz debes tener en cuenta que la felicidad no es una meta, es un camino. Puedes ser feliz desayunando cada mañana con tus hijos, vistiéndoles para ir al cole, conversando con tu pareja e incluso en el camino hacia el trabajo. Disfruta del presente y muestra a tus hijos que la felicidad no es una meta ni un destino, es un camino que reside en nuestro interior y que consiste en vivir y saborear el presente.
Tus hijos te verán cada día y ellos comenzarán a imitar tus acciones casi sin que te des cuenta. Si te quejas de tu trabajo, de tu vida, de tu pareja, de cualquier cosa… tus hijos también se quejarán. Si te muestras infeliz, tus hijos también lo harán. Si gritas, gritarán, si dices palabrotas, ellos también… Si te olvidas de sonreír, de vivir la vida, de disfrutar del presente… tus hijos tampoco sabrán cómo hacerlo. ¿Eso es lo que quieres? ¡Tus hijos pueden ser muy felices durante toda la vida gracias a ti!
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