Estas cosas te facilitan la vida, pero a tus hijos les entorpece su desarrollo
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Vivimos en una sociedad con prisas en donde los padres hacemos muchas cosas por nuestros hijos para facilitarnos la vida a nosotros, sin pensar en cómo esto puede entorpecer el desarrollo de nuestros pequeños. Aunque es cierto que no nos damos cuenta de cómo puede perjudicar la vida de nuestros hijos a corto, medio y largo plazo, es necesario que empecemos a reflexionar sobre esto.
Cosas que te facilitan la vida pero debes dejar de hacer
En ocasiones, es mejor que dediquemos algo más de tiempo a algunas tareas, que aunque en un principio nos resulten molestas, la realidad es que a la larga será un beneficio para todos, y sobre todo, para tus hijos.
No darles autonomía
A veces por las prisas o la impaciencia de que las cosas estén bien hechas, es probable que cohibamos la autonomía de nuestros hijos al vestirles para llegar antes a la escuela o darles de comer para asegurarnos de que comen todo lo necesario. Y claro, cuando son muy pequeños es normal que lo hagamos, pero a partir de los 3 y 4 años los pequeños deben gozar de autonomía para poder hacer estas actividades por su cuenta.
Para llegar a esa autonomía es fundamental que primero te llenes de paciencia: que no te importe cuando coma que se manche o que caiga la comida al suelo. Del mismo modo, tampoco deberá importarte que tarde un poco más de la cuenta en vestirse (puedes levantarle por la mañana diez minutos antes para que no se os haga tarde, por ejemplo).
Al principio de su aprendizaje, es verdad que deberás tener paciencia, pero es necesario para su desarrollo, para que, en un tiempo, esa comodidad que ahora echas de menos, la agradezcas porque tu pequeño habrá aprendido a hacer las cosas por sí mismo.
Sí, es más cómodo y más rápido que lo hagas tú, pero si quieres que tus hijos realmente tengan autonomía es fundamental que tu paciencia sea mayor que tus ganas de hacer las cosas rápido y bien.
Usar las pantallas para que se calmen
A nadie le gusta escuchar a sus hijos llorar, pero las emociones se deben de sentir y sobre todo, expresar. En este sentido, cuando tu hijo esté llorando o triste, no uses elementos externos como las pantallas de los móviles, la tablet o la televisión para que se calme. Esto es un gesto egoísta porque realmente quieres que se calle para volver a tu calma…
Pero las emociones deben ser acompañadas y sobre todo, entendidas. Los niños deben ver que les acompañas en este proceso de aprendizaje emocional en lugar de darle cualquier elemento externo para que se calle y se calme rápidamente.
Cuando no prestas atención a su emoción estás bloqueando su educación emocional y tú estás perdiendo la oportunidad de que sepa y entienda que todas las emociones son necesarias e importantes, incluso las que no nos hacen sentir bien. Los niños aprenderán a desarrollar elementos internos para esa gestión emocional siempre y cuando conecten con su emoción en lugar de “dormirla” con pantallas.
Si le das pantallas a tus hijos para que calme esa emoción que le hace sentir mal, siempre tenderá a buscar esos elementos externos para calmarse. Hoy puede ser la pantalla, pero el día de mañana puede ser una adicción a los videojuegos, a las drogas, a la comida, a las relaciones tóxicas con otras personas…
No respetar sus tiempos
En ocasiones no nos damos cuenta cuando esto ocurre, pero habitualmente no respetamos los tiempos de nuestros hijos. En este sentido, cuando los padres calculamos el tiempo que necesitamos para prepararnos antes de salir de casa, lo hacemos pensando en nosotros, no en los niños.
Esto es un error, por eso es necesario pensar primero en el tiempo que tardan los niños y luego sumar el tiempo que tardamos nosotros. Es la mejor manera de ser conscientes de que el tiempo aumentará considerablemente porque los niños se distraen, o se equivocan… pero de cualquier modo, siempre es importante respetar sus tiempos.
Piensa siempre en el tiempo que tu hijo necesita para realizar alguna actividad acorde a su edad, y respétalo. De esta manera tendrás en cuenta sus tiempos y podrás calcular mejor los minutos que necesitáis, por ejemplo, cada mañana antes de salir a la escuela.
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