Las consecuencias de forzar el aprendizaje de tu hijo sin que esté preparado
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Muchos padres piensan que ayudan a sus hijos al enseñarles a andar, escribir o leer antes de tiempo. De hecho, se sienten orgullosos cuando los niños aprenden a contar antes que sus coetáneos porque creen que es una señal de inteligencia. Sin embargo, forzar a los niños a aprender conocimientos nuevos para los cuales aún no están preparados, en realidad no tiene un gran efecto en su aprendizaje a largo plazo.
Un estudio realizado por expertos de la Universidad de Illinois desveló que los niños que aprenden a leer a una edad temprana en realidad no tienen un mejor desempeño que los pequeños que aprenden a edades más tardías. De hecho, en la investigación los niños entre 11 y 12 años que aprendieron a leer a una edad más tardía, leían de forma más fluida y cometían menos errores que aquellos que aprendieron a leer a una temprana edad. Sin embargo, este no es el único riesgo de forzar el aprendizaje infantil.
3 peligros de forzar el aprendizaje
1. Desmotivación y pérdida del interés
Es habitual que los niños que se exponen a un aprendizaje estructurado desde una edad muy temprana terminen perdiendo el interés y la motivación por la escuela. Al exigirles mucho y demasiado pronto, los pequeños se bloquean porque no están preparados ni física ni psicológicamente para aprender ese nuevo conocimiento, lo cual hace que pierdan el entusiasmo por el aprendizaje.
2. Frustración y pérdida de la autoconfianza
Cuando los niños aprenden nuevas habilidades, es normal que cometan errores, sobre todo si no tienen el nivel de desarrollo adecuado. En esos casos, las equivocaciones pueden dar pie a un sentimiento de frustración que es completamente contraproducente y que incluso puede hacer que pierdan la confianza en sus capacidades.
3. Retraso en otras áreas del desarrollo
En ocasiones, centrarse demasiado en el desarrollo de un área específica, como la escritura, el lenguaje o las habilidades motoras, representa un sobreesfuerzo para los niños. Esto limita su desarrollo en otras esferas, haciendo que los pequeños descuiden aspectos importantes como puede ser la esfera emocional o las habilidades sociales.
Enseñar a tu hijo siguiendo su propio ritmo
Los niños tienen una capacidad innata para aprender y adaptarse a su entorno, lo cual se debe a que el cerebro infantil tiene una gran plasticidad que les permite asimilar conocimientos con más rapidez que un adulto. De hecho, se ha demostrado que la mejor etapa para aprender varios idiomas es la primera infancia debido a la capacidad del cerebro para crear nuevas conexiones neuronales que sienten una base sólida para la adquisición del lenguaje.
Sin embargo, en este período el cerebro del niño es aún muy inmaduro, lo cual implica que no es capaz de asumir contenidos muy estructurados. Un estudio realizado en la Universidad de Cambridge encontró que hasta después de los 5 años los niños no están preparados para recibir una educación organizada en materias. Esto significa que a estas edades el aprendizaje infantil debe basarse en actividades informales, de carácter eminentemente lúdico, en las que los pequeños se puedan divertir mientras aprenden.
En la educación infantil también es importante tener en cuenta el ritmo de aprendizaje de cada niño ya que todos no aprenden con la misma rapidez, aunque ello no implica que exista un retraso en el desarrollo. Hay niños que tardan más que otros en pronunciar sus primeras palabras, pero en cambio aprenden rápidamente a escribir o calcular. Por eso, los expertos recomiendan a los padres no forzar el aprendizaje de sus hijos, dejándoles que aprendan a su propio ritmo y según sus intereses personales. Ese aprendizaje “natural” contribuirá a fortalecer su autoestima y consolidará su curiosidad por descubrir cosas nuevas.
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