Las claves para practicar un colecho seguro
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Cada vez más padres apuestan por dormir junto a sus hijos. Según apuntan las cifras, en Reino Unido la mitad de los neonatos y la quinta parte de los lactantes pasan gran parte de la noche en la cama de sus padres mientras que en Italia ocurre en el 23% de los casos y en Suecia en el 65% de las familias. En España la realidad es muy similar, alrededor de la mitad de los padres duermen alguna vez con sus hijos.
Sin embargo, a pesar de que se trata de una práctica frecuente, aún es un fenómeno controvertido tanto en el ámbito profesional como familiar. Algunos aseguran que se trata de una práctica beneficiosa tanto para los padres como los hijos ya que contribuye a regular la temperatura del bebé una media de dos grados, reduce su llanto nocturno y estimula un sueño más profundo y reparador mientras ayuda a los padres a descansar mejor.
Sin embargo, un estudio realizado en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres en conjunto con otras instituciones encontró que los niños que duermen con sus padres tienen cinco veces más probabilidades de sufrir una muerte súbita en comparación con los pequeños que duermen solos. De la misma manera, la práctica del colecho se ha relacionado con otros problemas como el riesgo de asfixia y aplastamiento del bebé.
A pesar de ello, el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría asegura que no existe evidencia que desaconseje la práctica del colecho, siempre que se tomen las medidas de adecuadas para garantizar la seguridad del bebé y el buen descanso de los padres. He aquí algunas claves importantes que te ayudarán a dormir junto a tu bebé para aprovechar los beneficios de esta práctica sin poner en riesgo su salud.
5 claves a tener en cuenta para dormir junto a los niños de manera segura
1. Edad recomendada
Algunas familias empiezan a adaptar a sus hijos a dormir solos alrededor del año mientras que otras esperan un poco más hasta alrededor de los 3 o 4 años para animar a los niños a dormir en su habitación. Los expertos recomiendan que la práctica del colecho no exceda los 18 meses ya que de lo contrario, podría provocar ansiedad de separación en el bebé y afectar su autonomía. Sin embargo, en realidad depende de cada familia ya que si bien es importante estimular la independencia infantil no se recomienda forzar al niño a dormir solo si no está preparado para ello. En estos casos, lo ideal es apostar por hacer el cambio de manera paulatina hasta que el pequeño esté preparado para dormir solo.
2. Características de la cama y el colchón
Una clave fundamental para garantizar la seguridad del bebé durante la práctica del colecho consiste en apostar por una cama o cuna de colecho homologada. Lo ideal es que se trate de una cama fabricada con materiales resistentes y seguros, libres de sustancias tóxicas, y que cuente con buenos sistemas de anclaje y protección para evitar posibles accidentes. En cuanto al colchón, es importante que sea cómodo pero también firme para prevenir el riesgo de asfixia. En cualquier caso, no debe quedar espacio entre el colchón de la cuna y el de la cama, y en caso de quedar, no debe exceder los 60 milímetros. Si el bebé duerme en la cama con los padres, al menos al inicio se recomienda que duerma entre la madre y una pared hasta que el padre sea sensible a la presencia del bebé y pueda dormir entre los dos.
3. Condiciones de sueño
Para practicar el colecho no solo es importante contar con una cuna adaptada y un buen colchón, también es fundamental velar por las condiciones de sueño del bebé. Se recomienda por ejemplo, colocar al bebé para dormir siempre sobre su espalda y nunca boca abajo o de lado. Tampoco se recomienda abrigarlo demasiado o tener la habitación demasiado caliente ya que con el calor corporal de los padres tendrá suficiente para regular su temperatura corporal. Asimismo, se aconseja no cubrir la cabeza del bebé con nada que pueda dificultar su respiración. Y, en el caso de que la madre lleve el pelo largo, se recomienda recogerlo para evitar que pueda asfixiar al bebé por accidente.
4. Accesorios que no se deben usarse en el colecho
Tanto si el bebé duerme junto a los padres como si duerme solo, hay algunos accesorios que se desaconseja utilizar ya que podrían aumentar el riesgo de asfixia o estrangulamiento. Por ejemplo, se recomienda utilizar sábanas y mantas en lugar de colchas y edredones de pluma de la misma manera que no se aconseja colocar a dormir al bebé sobre una almohada o tela de lana mullida. Obviamente, tampoco se recomienda el uso de muñecos o almohadas añadidas ya que pueden asfixiar al pequeño. Además, se recomienda que las madres eviten usar camisones o vestidos con lazos largos ya que pueden tener el mismo efecto. Los cordones de los estores o cortinas cercanos pueden ser igualmente peligrosos, por lo que se aconseja retirarlos.
5. Hábitos incompatibles con el colecho
Existen algunos hábitos de los padres que son incompatibles con la práctica del colecho ya que pueden incrementar el riesgo de accidentes o muerte súbita en el lactante. Por ejemplo, no se aconseja dormir junto a los niños, al menos durante las primeras 14 semanas de vida del bebé, si uno o ambos padres fuma. Tampoco se aconseja practicar el colecho si uno de los padres ha consumido drogas o alcohol o tiene un tratamiento farmacológico para dormir ya que en estos casos pueden tener reducidas sus capacidades de reacción. Asimismo, no se recomienda dormir con los hijos si uno o ambos padres están muy agotados ya que podrían aplastar al bebé sin darse cuenta.
Por último, vale destacar que los expertos no aconsejan la práctica del colecho entre hermanos, especialmente si son pequeños, ya que no son lo suficientemente conscientes de su presencia cuando duermen.
- Landa, L. et. Al. (2012) El colecho favorece la práctica de la lactancia materna y no aumenta el riesgo de muerte súbita del lactante. Dormir con los padres. Revista Pediatría Atención Primaria, 14(53).
- Carpenter, R. et. Al. (2013) Bed sharing when parents do not smoke: is there a risk of SIDS? An individual level analysis of five major case–control studies. BMJ Open, 3(5): 1-11.
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