Celos infantiles entre hermanos
Por qué existen los celos entre hermanos (pequeños y grandes) y qué hacer…
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Muchos niños experimentan celos ya que temen perder el cariño y la atención de sus padres. Los celos entre hermanos son unos de los más comunes y se deben a que uno de los niños percibe al otro como un competidor. Normalmente este tipo de celos desaparecen por sí solos, ya que se trata de una reacción natural, pero hay casos en los que pueden alterar profundamente la dinámica familiar.
Factores que acentúan la rivalidad entre hermanos
Características de personalidad
Los niños con un temperamento más débil, muy sensibles, extremadamente detallistas y metódicos, con poca tolerancia a los cambios y una capacidad reducida para expresar sus sentimientos, suelen tener mayores probabilidades de sentir celos de su hermano.
La edad
Los celos son más comunes en edades tempranas, a partir de los dos y hasta los cinco años, aunque también pueden manifestarse en cualquier otra etapa del desarrollo. De hecho, los hermanos mayores no son los únicos que sienten celos por el hermano menor, los más pequeños también pueden sentir celos por el hermano mayor. Además, son más frecuentes cuando llega el bebé, durante los primeros años de convivencia.
Características de la familia
El estilo educativo de los padres y el clima familiar son factores importantes que influyen en la aparición de los celos infantiles. De hecho, cuando los padres siguen un estilo educativo en el que fomentan la igualdad, el afecto compartido y no establecen comparaciones entre hermanos, los celos prácticamente no tienen cabida. En cambio, cuando se adopta un estilo educativo más cerrado y autocrático o los padres experimentan negativas ante la llegada de un bebé, el riesgo de que se desencadene una rivalidad entre hermanos es mayor.
Factores sociales y su significado
Las experiencias vividas y la educación que ha recibido cada niño son un factor determinante en la aparición de los celos infantiles. De hecho, los niños que durante su primera infancia han sufrido carencias afectivas como agresiones, abandono y malos tratos suelen ser más sensibles ante la falta de atención y pueden tener celos. Un entorno familiar de afecto excesivo o demasiado permisivo también puede generar una rivalidad entre hermanos.
Los signos que desvelan los celos
Las manifestaciones de celos suelen variar de un niño a otro, no obstante, existen algunos indicadores de carácter general:
- Cambios en el humor y la expresión verbal y gestual, sin causa aparente.
- Tristeza, signos de infelicidad y llanto frecuente.
- Conductas regresivas como negarse a comer, hacerse pis en la cama o mostrarse agresivo.
- Negativismo constante y dificultad para obedecer las órdenes, con una marcada actitud desafiante.
- Alteraciones en sus hábitos cotidianos como insomnio, disminución del apetito y falta de motivación por el juego.
- Culpar a los demás de sus problemas, actitudes o errores, sobre todo al hermano.
Consejos para lidiar con los celos del niño
Comprende sus motivos
Para lidiar con los celos de un niño, el primer paso es entender sus razones. Existen algunos motivos muy evidentes, como el nacimiento de un bebé, pero también pueden estar relacionados con otras causas, como el hecho de que el hermano reciba demasiada atención de los padres. En todo caso, es importante que llegues hasta la causa de los celos, para que puedas ponerte en su lugar y buscar una solución.
Maneja las situaciones que le generan celos
Es importante estar alertas ante las circunstancias que desatan los celos en el niño, como por ejemplo: las caricias o el exceso de atención al hermano. Esto no significa que debas evitar estas situaciones, sino tan solo regularlas, de manera que el niño también sienta que forma parte de ese cariño y atención.
Permite que el niño exprese sus sentimientos
Contrario a lo que muchos piensan, limitar las manifestaciones de celos no es el mejor camino para ayudarle al niño a que los superen. Es importante que los pequeños puedan expresar lo que sienten pues de lo contrario, a los celos se le añadirá la sensación de culpa. Por tanto, habla todos los días con tu hijo y pídele que te cuente cómo se siente.
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