Ser cariñoso con tu hijo no es ser permisivo
Que nunca se te olvide darle amor incondicional a tus hijos…
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Quizá hayas pensado alguna vez que si te muestras con tus hijos demasiado cariñoso es como mostrarles una cara débil o vulnerable y que esto les desestabilizará porque necesitan ver en ti autoridad constante. Nada más lejos de la realidad… mostrar amor y cariño incondicional a tu hijo es la mejor manera de conseguir que su educación sea la correcta, que encuentre amor por sí mismo, mejore su autoestima y lo que es más importante… que aprenda a afrontar la vida con estabilidad emocional.
Tu cariño y tu amor incondicional diario le potenciará su inteligencia emocional y sentirá seguridad en sí mismo, dos aspectos fundamentales para prepararle para la vida. Tendrá el valor y el amor propio suficiente para poder afrontar los problemas que se encuentre por el camino sintiéndose querido, aceptado y comprendido todo el tiempo.
Cuida su corazón y su mente se fortalecerá
Cuando cuidamos el corazón y las emociones de nuestros hijos, lo que conseguimos es que al mismo tiempo, su mente se vuelva más fuerte. La protección emocional, valorar cómo es como persona y aceptarle incondicionalmente será sin duda lo que necesita para crecer feliz.
Es por esto que resulta primordial que le des tu amor y todo tu cariño todos los días. Eres su mayor referente, el mejor ejemplo, eres su zona de confort, su muro de seguridad. Darle cariño no te hará un padre o una madre débil o vulnerable, ni tampoco hará que seas o parezcas permisivo. Lo que estás haciendo es criar a tu hijo/a desde el apego seguro con todo tu cariño y con la mejor intención para su desarrollo presente y futuro.
Diferencias entre la crianza permisiva o autoritaria y la afectuosa
No tienes que ser un dictador para que tus hijos obedezcan a ciegas y crezcan con la personalidad anulada. Esto solo conseguirá que crezcan encontrando el fracaso en todos los ámbitos de su vida.
Crianza permisiva o autoritaria
Cuando hablamos de crianza permisiva, hablamos de los padres o las madres que no ponen autoridad en el hogar… y permiten que sus hijos hagan lo que sea necesario aunque no estén de acuerdo solo por evitar conflictos. Los niños crecerán sin seguridad emocional y sin una estabilidad que les permita saber qué se espera de ellos o que se desarrollen correctamente.
Serías un padre o madre permisivo/a cuando no pones normas en casa ni potencias el respeto hacia uno mismo y hacia los demás. Piensas que como son niños para qué te vas a esforzar a poner límites, que ya lo harás cuando crezca. Pero cuando ese momento llegue, ya será tarde.
Tus hijos necesitan que les guíes, que sepas ponerles límites siempre que sea necesario, que les ayudes a comprender sus errores y a aprender de ellos y a corregirlos. Apoyar sus malas acciones para evitar conflictos solo hará que tu permisividad fortalezca una mala crianza.
Quizá pienses que la autoridad es mejor que la permisividad, pero ambas son caras de una misma moneda. Un padre dictador solo quiere que sus hijos callen y les hagan caso a través de castigos, prohibiciones o lo que es peor y más preocupante: a través de gritos y maltratos físicos o psicológicos.
La autoridad no se consigue siendo permisivo, ni tampoco siendo autoritario. El prestigio se consigue a través del amor y el ejemplo. Una buena autoridad permitirá que tus hijos te escuchen cada vez que quieras guiarles y llamarles la atención.
Crianza afectuosa
Cuando hablamos de crianza afectuosa estamos hablando de una crianza que se basa en el respeto, que se ponen normas y límites pactados en el hogar, que hay consecuencias ante las malas acciones pero que se guía desde el respeto y el cariño a la evolución y desarrollo natural de los hijos.
Los niños necesitan a unos padres que se ocupen de ellos, que se genere en el hogar un clima de armonía y amor, que estén activos en la crianza. Tanto padre como madre deben estar por el cuidado de los hijos, además de las responsabilidades que se deban llevar a cabo en el día a día.
Todos tenemos días malos, y es complicado sentirse bien todo el tiempo para poder llevar una crianza consciente los 365 días del año… pero no es imposible si te propones hacerlo y conseguirlo. En los días menos buenos, será importante tener inteligencia emocional y asertividad para explicar a los hijos que aunque hoy lo hayamos hecho mal, mañana lo intentaremos hacer mejor. Y por supuesto, es fundamental pedir disculpas siempre que sea necesario.
Pedir perdón a tus hijos por tus errores no te hace mal padre o mala madre, en cambio sí te lo haría no hacerlo. Pedir perdón es respetar a tus hijos, respetarte a ti mismo y hacerte responsable de tus acciones… un gran aprendizaje que les enseñas y que les durará toda la vida.
Ser sentimental o cariñoso no te hará peor padre o madre… todo lo contrario. Estarás trabajando en tus hijos la confianza, la humildad, la seguridad, el apego seguro, la protección, los mimos, las palabras bonitas, los abrazos… una crianza afectuosa es la base de una buena educación.
Por lo tanto, mostrar cariño a tus hijos no te hará ser permisivo. Hacerlo solo cuando crees que se lo merecen tampoco es sano… tus hijos necesitan tu cariño y tu amor siempre. El tiempo solo va en una dirección: hacia el futuro. Y si quieres que el corazón de tu hijo esté bien cuidado, desde ahora mismo deberás cosechar tu amor en su alma.
Una crianza basada en la disciplina positiva y en el afecto es sin duda lo que necesitas para tener una maternidad/paternidad estable, para sentirte seguro de ti mismo/a en la educación de tus hijos y sobre todo, para que ellos crezcan estables emocionalmente. Nunca es tarde para comenzar a dar amor incondicional a tus hijos, pero si empiezas lo antes posible será mucho mejor. El clima de tu hogar se convertirá en un clima lleno de amor entre todos los miembros que allí habiten. ¡Haz la prueba!
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