Sé la calma que deseas ver en tu hijo
La ansiedad en los niños necesita calma para recuperarse
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Los adultos queremos ver en nuestros hijos calma y tranquilidad, que aprendan ser una balsa de aceite y que sean conscientes de sus emociones para poder controlarlas. Pero nos olvidamos de una cosa importante: de mirarnos al espejo y darnos cuenta que somos los primeros encargados en controlar las emociones y de enseñar a nuestros hijos a ser una balsa de aceite, y no solo de exigirlo.
También es cierto que hay muchas situaciones en la vida que sin darnos cuenta nos hacen sentir inquietos, como por ejemplo cuando nos preocupa que nuestros hijos no hagan amigos en la escuela, cuando nos damos cuenta que están nerviosos por un examen… Y nuestro papel es sin duda, tranquilizarles, les decimos que todo va a salir bien. Pero tú sigues preocupándote, y es lo más normal del mundo.
Tener un hijo con ansiedad
Si tienes un hijo que tiene ansiedad por el tema que sea y tú te sientes exasperado, indefenso e incluso exhausto, debes saber que la esperanza es lo último que se debe perder. No renuncies a encontrar una manera apropiada de llegar a tu hijo. En lugar de centrarse en el objetivo final de reducir la ansiedad, empieza con un pequeño paso de gran alcance: construye una conexión empática con tu hijo.
Si hay situaciones que te hacen sentir cansado/a e incluso enfadado/a por intentar ayudar a tu hijo con ansiedad, escribe en una hoja de papel las tres mayores fortalezas de tu hijo. Piensa y escribe tres ejemplos en los que tu hijo utilizó recientemente sus puntos fuertes y mantén ese papel contigo todo el tiempo. Cada vez que veas que tu hijo tiene ansiedad por una situación en concreto, entonces tendrás que seguir alguna de las estrategias que te voy a explicar a continuación.
Estrategias para que tu hijo aprenda a ser calma
La regla de la comida rápida: escucha y repite
Esta regla es simple y fue desarrollada por el autor Harvey Karp. Nos recuerda que cuando vamos a un restaurante de comida rápida y pedimos una comida que allí nos ofrecen, una vez que lo pedimos nos repiten siempre el mismo orden a la hora de pedirlo, por ejemplo:
Tú: Ponme una hamburguesa y unas patatas fritas
Dependiente: Entonces, ¿deseas una hamburguesa y unas patatas fritas?
De esta manera, cuando alguien repite lo que estamos diciendo, nos sentimos escuchados y respetados y se construye una conexión inmediata. En este sentido, antes de buscar desesperadamente una solución al problema que hace que el niño sufra ansiedad, es mejor escucharle y repetir de nuevo lo que nos está expresando. Así, estarás validando sus sentimientos y tus hijos se sentirá mucho más comprendidos y respetados.
Sé la calma que deseas ver en tu hijo: mantén silencio
Tomar esta decisión es muy importante en la vida de tus hijos. Es una poderosa forma de responder a sus acciones, escucha a tu hijo atentamente y en silencio. Después de que te haya explicado lo que le preocupa -aunque haya sido llorando o gritando-, mantén el silencio. Cuando sea el momento adecuado, entonces dile que le escuchas y que estás a su lado, abrázale y dale el cariño que necesita para que sienta confort.
Los niños son muy intuitivos y pueden sentir tu energía e imitar tus conductas. No subestimes el efecto dominó de estos micro-momentos de calma que pueden tener sobre el bienestar de tu hijo. El silencio, la calma, podrá cultivar en tu hijo -y contagiarse- el sentimiento de paz y tranquilidad.
Recuerda que también es importante que trabajes la respiración pausada con tu hijo para que sienta aún más la calma y la serenidad dentro de él.
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