La calidad de la educación nace del corazón
Querer hacer las cosas bien es el primero paso
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Hoy en día estamos acostumbrados a ver cada vez más pedagogías alternativas. Son muchos los centros educativos que se crean con pedagogías alternativas específicas, muchos grupos que hablan sobre cómo una pedagogía alternativa es mejor que cualquier otra y sobre todo por encima de la pedagogía tradicional así como también es mejor que cualquier otro proceso educativo. La educación se ve sesgada por las pedagogías.
La realidad es que hay muchas pedagogías alternativas que se están poniendo de moda, que se venden como si fuese la panacea de la educación y que todos los padres y madres ‘deberían’ seguir para poder ser ‘buenos’ padres y educar correctamente a sus hijos.
Es necesario tener en cuenta que seguir una pedagogía alternativa o incluso la tradicional, no te hará mejor profesional o mejor padre o madre. Hay personas que se topan con una pedagogía alternativa y que ‘prueban a ver qué pasa’ porque está de moda o porque ‘a mis amigos les ha ido muy bien’. Es probable que muchas de estas pedagogías tengan buenos valores y que sus objetivos educativos sean adecuados, pero no depende de ellas que seas buen profesional o buen padre o madre.
La educación sale del corazón
La educación y el buen hacer no nace de las pedagogías alternativas o de practicar un juego específico de una pedagogía alternativa en concreto. La educación no viene con manual de instrucciones, no hay unas normas que debas seguir para hacerlo bien… no hay ningún ‘estilo de vida’ que debas seguir ni una ‘filosofía’ que debas grabarte a fuego en la piel para conseguir buenos resultados.
Una persona que no siente en su corazón la enseñanza y el amor hacia la educación no importa si imparte una pedagogía alternativa que resulta ser maravillosa o no, es probable que sus resultados no sean los que todos esperan. En cambio, una persona que -por ejemplo- imparte educación dentro del sistema tradicional pero que en su corazón sí existe la vocación en enseñanza y el respeto hacia los demás y hacia uno mismo, es más que probable que pueda conseguir maravillas de los niños, adultos o de cualquier persona a la que le esté enseñando.
Lo mismo ocurre con los padres
Lo mismo ocurre con los padres en cuanto a la educación que se imparte a los hijos. No serás mejor padre o mejor madre por preparar tu casa para la llegada de tu bebé siguiendo las directrices de una pedagogía o por seguir una crianza específica de un método específico. Lo que te hará buen padre o madre es respetar a tu hijo y sentir sus necesidades para saber atenderlas, pero hacerlo con el corazón y no porque lo has leído en ‘las instrucciones’ de una pedagogía que has decidido seguir.
Está claro que en la actualidad existe mucha información que nos nutre y nos hace decidir cuál camino está mejor, nos ayuda en la educación de los hijos y en que puedan desarrollarse emocionalmente estables. Y esto está bien, sin duda. Pero para que la educación sea efectiva debe salir del corazón de las personas, debe respetar al otro y quien imparte educación debe respetarse a sí mismo. Pero la enseñanza hacia los hijos no nace de un libro de instrucciones, porque no hay que tener una filosofía detrás ni seguir un ‘estilo de vida’ concreto para hacerlo ‘bien’.
Es posible que necesites en algún momento de tu vida orientación e incluso ayuda de un profesional, y deberás elegir el camino que te haga sentir mejor como padre o madre, y ese camino, será el correcto si tus hijos están felices y se desarrollan saludablemente, sea cual sea, porque está en tu corazón el hacerlo bien y eso ya es lo correcto.
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