Educación

Ser una buena madre implica volverse innecesaria con el tiempo

¡Qué daño cuando vemos que vamos siendo menos necesarias! Pero, sin pánico: ¡eso es bueno!

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La buena madre se vuelve innecesaria
Nuria Capdevila

Nuria CapdevilaMaestra y pedagoga

El apego seguro que creamos con nuestros hijos es esencial para su correcto desarrollo, así como también lo es el vínculo que establecemos con ellos. Sin embargo, nos han hablado mucho de él y de los beneficios para los pequeños, pero nunca sobre lo que este significa para nosotras. Sobre todo, cuando los niños van siendo más autónomos.

¿Qué significa ser una buena madre? La eterna pregunta

Ser una buena madre es un objetivo común para muchas mujeres. Pero, ¿qué significa realmente ser una buena madre? ¿Se trata de estar siempre presente, de hacer todo por nuestros hijos, de sobreprotegerlos? A menudo se piensa que la buena madre es aquella que está siempre disponible y que resuelve todos los problemas de sus hijos. Sin embargo, según el psicólogo y escritor brasileño Paulo Coelho, “la buena madre es la que va siendo innecesaria”.

Pese a que esta afirmación nos puede resultar chocante a primera vista, lo cierto es que encierra una gran verdad. El papel de una madre es guiar a sus hijos hacia la independencia y la autonomía, preparándolos para enfrentar el mundo y tomar sus propias decisiones. Una madre no debe ser una muleta para sus hijos, sino un apoyo en su camino hacia la madurez.

Soltar no significa desproteger o dejar de lado

Cuando nuestros hijos son pequeños, necesitan nuestro cuidado y protección. Sin embargo, a medida que van creciendo, los niños deben aprender a valerse por sí mismos y a enfrentar los desafíos de la vida. La buena madre es aquella que les enseña a hacerlo; es decir, la buena madre es la que se esfuerza para dar a sus hijos las herramientas necesarias para que puedan ser autónomos y caminar solos en su viaje por la vida.

Por supuesto, esto no significa que una madre deba abandonar a sus hijos a su suerte. La idea es que la madre debe estar presente y disponible para ofrecer su apoyo y guía, pero sin imponer su voluntad ni resolver todos los problemas por ellos. Debe permitir que sus hijos tomen decisiones, se equivoquen y aprendan de sus errores. De esta manera, estarán preparados para enfrentar los desafíos de la vida adulta.

El autocuidado de la mamá: esencial

Además de lo expuesto, no debemos perder de vista que la buena madre también debe cuidar de sí misma. Es importante que, como madres, tengamos nuestros propios intereses y actividades, y que no nos dediquemos exclusivamente a los hijos. De esta manera, no solo nos sentiremos mejor con nosotras mismas, sino que también les estaremos dando un gran ejemplo de vida equilibrada y saludable a los niños.

Así mismo, el hecho de que una madre, dedicada en cuerpo y alma a sus hijos, tenga su trabajo e intereses, es fundamental evitar las consecuencias del conocido “nido vacío”. La sensación de soledad, de preocupación e, incluso, la depresión que sufren algunas madres cuando los hijos abandonan el hogar se debe, básicamente, a esta falta de “independencia” hacia ellos.

El éxito de la madre: cuando los hijos avanzan por la vida, fuertes y seguros de sí mismos

Así pues, cuando nos dedicamos a los pequeños y les vamos dando las herramientas necesarias para crecer y desarrollarse, notaremos que, cada vez, nos necesitan menos. Esta independencia es el mayor logro de una madre. Sin duda alguna. Cuando nuestros hijos son capaces de decidir por ellos mismos, avanzar por la vida, desplegar todo su potencial es porque, una buena madre, ha dedicado su vida a ellos. Y es este es el mayor éxito de una madre; un éxito que se debe disfrutar y saborear a cada momento.

éxito madre hijos independientes

¿Cómo podemos ser cada vez menos necesarias?

Aunque esta idea no nos gusta, debemos asumir que nuestros hijos van a crecer, nos guste o no. Entonces, ¿por qué fomentar todas sus fortalezas y ayudarles a trabajar en sus debilidades? Aunque nos duela (en un momento dado), nos alegraremos siempre de ser, cada vez, menos necesarias en la vida de nuestros pequeños:

Fomentar la independencia: a medida que nuestros hijos crecen, es importante que les demos la oportunidad de hacer cosas por sí mismos. Debemos fomentar su independencia, que tomen decisiones por su cuenta y que resuelvan problemas por sí mismos. Esto les dará confianza en sí mismos y les ayudará a desarrollar habilidades valiosas.

  • Dejar que experimenten: los niños necesitan experimentar y cometer errores para aprender. En lugar de tratar de protegerlos de todos los errores, es crucial dejarles experimentar y aprender de sus errores. Esto les ayudará a desarrollar habilidades críticas de resolución de problemas y aprenderán a ser responsables de sus propias decisiones.
  • Ayudar a desarrollar sus propias redes de apoyo: en lugar de ser el único punto de apoyo para nuestros hijos, debemos ayudarles a desarrollar sus propias redes de apoyo. Esto puede incluir amigos, familiares, compañeros, etc. Con ello, mejoraremos sus habilidades sociales y les estaremos ofreciendo la oportunidad de conocer a nuevas personas fuera del entorno familiar: personas diferentes, con opiniones y valores también muy diferentes.
  • Inspirar en vez de controlar: en lugar de controlar la vida de nuestros hijos, debemos tratar de ser mentores, ejemplos y referentes. Esto significa que debemos estar ahí para guiarlos y apoyarlos, pero no controlando sus vidas. Esto les dará el espacio y la libertad necesarios para tomar sus propias decisiones y desarrollarse como personas independientes.

Es importante recordar que queramos mantener una estrecha relación con nuestros hijos, pero también es importante que aprendan a ser independientes y que desarrollen todas sus fortalezas. Encontrar el equilibrio adecuado es crucial para el bienestar de ambas partes, tanto nuestro como el de nuestros hijos.

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