Los besos de mamá son la mejor medicina… ¡a cualquier edad!
No hay mejor forma de sentirse bien que con un beso de mamá
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No importa la edad que tengas, desde bien pequeño es más que probable que hayas aprendido que los besos de mamá son la mejor medicina. Son besos que están cargados de amor y que siempre son bien recibidos, independientemente de las circunstancias vividas. Cuando se es pequeño y se tiene una caída el amor de mamá y sus besos reconfortan tanto que el dolor apenas se siente, cuando se tienen rabietas los besos de mamá aminoran el malestar, la fiebre se baja y las esperas son menos tediosas… y así con un sinfín de ejemplos.
El afecto: la mejor medicina
Los niños para desarrollarse emocionalmente estables necesitan que sus padres, tanto papá como mamá, sean afectuosos y les muestren su cariño cada día de su vida. El amor nunca sobra y los niños lo necesitan casi como el respirar para poder crecer y ser felices. Los besos de mamá tienen cierta magia ya que cuando los hijos los reciben a menudo, pueden madurar, tener mejor salud, ser más feliz y sobre todo, sentir seguridad y protección.
Los niños cuando están enfermos se recuperan mucho más rápido si la figura de una madre está a su lado dándole todo su amor incondicional. De hecho, hay estudios que demuestran que los bebés prematuros tienen un desarrollo más rápido gracias a las terapias de abrazos y besos que en algunos hospitales tienen implantados.
Las emociones positivas
Las emociones positivas son imprescindibles para poder evolucionar como persona en todos los aspectos, y también, para tener mejor salud. Éstas emociones aparecen en la vida de cualquier persona al recibir el afecto de los seres queridos en forma de abrazos, besos, muestras de cariño, etc. Todos estos gestos a los niños, les transmite calma, protección, bienestar físico y emocional y seguridad. Estos sentimientos permiten que si sienten molestias físicas o emocionales, sean capaces de recuperarse de una forma más temprana.
De hecho, la hija de Sigmund Freud, Anna Freud estaba totalmente convencida de que a los niños debían sacárseles de los hospitales lo antes posible y en caso de que tuvieran que estar allí, la figura de la madre debía acompañarles en todo momento… porque así, la recuperación era mucho más rápida.
Cuando una persona se siente bien, su sistema inmune se hace más fuerte, hay menos cortisol (la hormona del estrés) por el torrente sanguíneo y se promueve el bienestar. Cuando se abraza o se dan besos se genera la hormona de la felicidad (oxitocina) y la del bienestar (endorfinas).
Un vínculo más fuerte
Por si fuese poco, cuando mamá le da besos a sus pequeños, el vínculo afectivo se vuelve más fuerte, y cuando las muestras de amor son constantes… el vínculo se vuelve prácticamente indestructible. Un niño que siente esa seguridad gracias a la magia de los besos de mamá, será más capaz de conseguir cosas, disfrutará más jugando, aprenderá de sus errores… y sabrá, que mamá, no le fallará jamás.
Si cada mañana al despertar, por la noche antes de irse a dormir, antes de ir a la escuela, nada más volver de ella… recibes a tus hijos con besos, amor y afecto, les estarás ayudando a ser independientes y a que sientan que son capaces de todo y que tu amor, es el propulsor de su vida. Si les das todo tu amor, no se volverán dependientes de ti, ¡todo lo contrario! Tendrán la suficiente fuerza para conseguir lo que se propongan y vuestro vínculo emocional será increíblemente fuerte.
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