El agua puede calmar la ansiedad de los niños
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Es difícil creer que algo tan simple como beber suficiente agua puede ayudar a controlar la ansiedad. El agua es importante para el buen funcionamiento del cuerpo. Todos los órganos, incluidos el cerebro necesitan agua para funcionar correctamente. Si estás deshidratado el cuerpo se tensa y la persona se puede sentir demasiado estresada o nerviosa. La deshidratación puede contribuir a la ansiedad y al nerviosismo.
La importancia de beber agua
El agua transporta lo necesario a los órganos vitales del cuerpo. Si las personas no están bien hidratadas pueden reaccionar de maneras diferentes, el cuerpo comienza a dar señales. Si no tienes el cuerpo bien hidratado también comenzarás a aumentar los niveles de cortisol (las hormonas del estrés).
Uno de los problemas de la deshidratación es que imita muchas de las mismas sensaciones corporales que la ansiedad causa: mareos, fatiga muscular, dolor de cabeza, sensación de desmayo, aumento del ritmo cardíaco y náuseas. Estos sentimientos pueden engañar a la mente para que se piense que se tiene un problema médico importante lo que hace que las personas, casi sin darse cuenta, comiencen a tener ansiedad. A los niños les pasa exactamente igual.
El agua es un calmante natural
Si bien mantenerse hidratado puede no eliminar por completo la ansiedad, puede ayudar a reducir la intensidad. Beber agua puede ser calmante y, a menudo, el cuerpo se beneficiará de la hidratación añadida en momentos de estrés intenso.
Si una persona no bebe suficiente agua se enfada más, se confunde, está más tensa y se fatiga. La deshidratación puede influir en el estado de ánimo, los niveles de energía y la capacidad de pensar con claridad.
Cómo mantener a los niños hidratados
La buena noticia es que la deshidratación es completamente prevenible. Si los niños beben la cantidad adecuada de agua durante el día, pueden minimizar sus síntomas de ansiedad.
¿Cuánta agua debe beber tu hijo? La cantidad diaria de agua que necesita un niño depende de varios factores, incluido el clima local, edad, peso, sexo, estado general de salud y nivel de actividad. En general, los niños deben beber al menos entre seis y ocho vasos de agua y comer la cantidad recomendada en porciones de frutas y verduras cada día. La cantidad aumentará si son niños más activos. Deberán beber un vaso de agua cada 20 minutos de hacer ejercicio. Como tu pediatra conoce bien a tu hijo/a pregúntale cuánta agua debería beber diariamente.
Es importante que los niños eviten las bebidas azucaradas y con cafeína, ya que se sabe que causan deshidratación y desencadenan la ansiedad. Como estimulante, la cafeína afecta el sistema nervioso central.
El consumo de cafeína cuando ya se siente ansioso solo añade combustible al fuego, haciendo que sea mucho más difícil que el cuerpo se calme. Evita dar a tus hijos bebidas con cafeína (lee las etiquetas porque incluso hay refrescos que tienen cafeína). Recuerda que también hay alimentos que pueden contener cafeína como el chocolate.
Evite servir a sus hijos bebidas con cafeína como refrescos, café, té, bebidas energéticas y agua con cafeína. Lea las etiquetas cuidadosamente ya que algunos productos contienen cafeína. Haz que tus hijos beban más agua preparando agua con colores o sabores diferentes, por ejemplo, utilizando frutas. Sé un buen ejemplo a seguir para que tus hijos sepan que hidratarse es muy importante en sus vidas.
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