Cómo afectan los diferentes estilos de crianza a tus hijos
[mashshare icons=»1″]
Es posible que sigas un estilo de crianza concreto y que nunca te hayas parado a pensar cuál es y cómo está afectando al desarrollo psicológico y emocional de tus hijos. La autoestima de tus hijos, su personalidad, la forma en que se comunican con el mundo, el amor que sienten… todo dependerá del estilo de crianza que tengan de sus cuidadores principales en toda su infancia y adolescencia.
Los estilos de crianza
Cuando hablamos de estilos de crianza estamos haciendo referencia a la forma de criar y educar a los niños pequeños. Es mediante el cual se construye de forma psicológica las estrategias que los padres o cuidadores principales utilizan en la crianza y educación del niño que tienen a cargo.
También tiene que ver con la forma que tienen los progenitores o cuidadores principales de responder a las emociones de los niños. En definitiva, es la manera de actuación que tienen los padres o cuidadores principales en el día a día y todo ello engloba diferentes conductas, emociones, comportamientos, pensamientos… de los padres hacia los hijos.
Los niños dependen directamente de los adultos que se encargan de ellos. Todo lo que ocurre a su alrededor les impacta fuertemente en su desarrollo. Por eso es tan importante la forma en que los padres los cuidan, les protegen o interactúan con sus hijos. Los niños, sin que los padres se den cuenta, están desarrollándose emocional y socialmente en base a todo esto.
Todo ello tendrá un impacto directo en el bienestar de los niños, así como en su salud mental presente y futura. Depende cómo el niño se sienta tratado por sus personas de referencia, se sentirá de una forma u otra consigo mismo o con los demás. Las relaciones hacia sí mismo y hacia el entorno también tendrá que ver con el estilo de crianza.
Diferentes estilos de crianza
Tendrás tu propia manera de educar y criar a tus hijos, quizá no sigas un estilo concreto, es posible que sigas, sin darte cuenta más de uno… dependiendo de la situación en la que te encuentres. También es probable que te des cuenta de que ciertamente sigues solo un estilo de crianza. Si te parece el correcto seguramente seguirás haciéndolo de la misma forma, pero si no te parece correcto, entonces es el mejor momento para que lo cambies y mejores la vida familiar de todos.
Porque cada estilo de crianza tiene diferentes consecuencias en el desarrollo de los niños. Es una información que normalmente no tenemos en mente en nuestro día a día, y es por eso que resulta fundamental recalcarla para tenerla en cuenta a partir de ahora y para siempre.
Crianza autoritaria
Cuando hablamos de crianza autoritaria estamos hablando de padres exigentes e intransigentes. Imponen normas y límites estrictos y no tienen en cuenta ni la opinión ni las emociones de sus hijos. Son normas que se deben cumplir a ciegas o en caso contrario, habría un castigo impuesto e injusto que el menor tendría que sufrir.
Este tipo de padres son controladores, supervisores… no aceptan un no por respuesta y sus hijos tienen que obedecerles a ciegas porque sino, consideran que les están faltando al respeto. Los más extremos pueden llegar a la violencia física o verbal. No son empáticos, no les gusta comunicarse con sus hijos y el vínculo que tienen está roto y es tóxico. Los niños crecen bajo el yugo del miedo y no confían en sus padres. No se sienten queridos ni comprendidos.
Crianza permisiva
La crianza permisiva es todo lo contrario al estilo de crianza que te hemos comentado en el punto anterior. En este caso, los padres son afectivos y no establecen normas ni límites en el hogar. No exigen nada a sus hijos y los caprichos están a la orden del día para evitar rabietas o que el menor se enfade o se frustre.
Los niños crecerán pensando que son el centro del universo y esto les provocará serios problemas de relación, de autoestima y de seguridad emocional. No sentirán seguridad en el hogar porque los padres no son unos modelos estables para poder seguir.
Crianza democrática
Este sería el tipo de crianza ideal donde los niños se desarrollarían sanamente y con un equilibrio emocional importante. Se construye una relación entre padres e hijos saludable y fortalecida. Los padres son empáticos, establecen normas y límites pero están abiertos a escuchar las opiniones y sentimientos de sus hijos. Las normas se pueden cambiar si las circunstancias lo requieren. Actúan de manera coherente y todos sus límites son claros y las consecuencias por el incumplimiento, previamente pactadas con los hijos. Actúan siempre desde el amor, el cariño y el respeto.
Crianza negligente
Este tipo de crianza es peligrosa porque los padres no se preocupan en ningún caso por el desarrollo de sus hijos. Puede haber maltrato físico o verbal, nada de normas en el hogar o normas incoherentes que confunden a los niños y les hacen sentir abandonados emocionalmente. Los padres no muestran interés por el desarrollo ni por la educación de sus hijos. Los niños crecen sin unos padres a los que dirigirse cuando tienen miedo o cuando les necesitan, teniendo baja autoestima, un estilo de personalidad dependiente en la vida adulta, problemas severos en salud mental, etc.
Lo que no puede faltar en una buena crianza es el respeto, el amor, el cariño, la disciplina positiva… Si te sientes perdido en cuanto a la educación de tus hijos, no dudes en buscar ayuda de un profesional que te ayude a encontrar el camino de la armonía en tu hogar.
Tus hijos necesitan un modelo a seguir que les aporte seguridad física y emocional, que puedan aprender todo sobre la vida de ellos, que tengan una buena comunicación y un fuerte vínculo que les una. De esta manera el niño de hoy, será un niño feliz y comprendido… algo que le permitirá crecer de manera saludable en todos los aspectos. En caso contrario, los problemas emocionales llegarán antes o después para provocar serios obstáculos en la vida.
Comentarios