Dominando las rabietas infantiles: 5 pasos esenciales para padres
Manejo de rabietas: estrategias clave para la calma y comprensión en la crianza
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Las rabietas son normales en cualquier niño o niña, ¡es su manera de decirte que está a disgusto con algo! De hecho, parece que los niños tienen una habilidad especial para calcular los momentos de rabieta, ¡y siempre suelen ser los más inoportunos! Suelen ocurrir con más asiduidad en lugares públicos, cuando estás con más personas, cuando llegas tarde, cuando quieres descansar…
Es cierto que las rabietas pueden ser frustrantes para cualquier padre o madre, pero son absolutamente normales. Y aunque te cueste de creer, también son más fáciles de llevar de lo que te imaginas. Los niños tienen rabietas cuando están ante circunstancias que no saben gestionar.
La mayoría de los niños comienzan la fase de las rabietas aproximadamente a los 15 meses y se intensifican hacia los 2 años. Es una parte normal de la transición del apego y la dependencia de los padres hacia un pensamiento y un funcionamiento más independiente. Las rabietas suelen disminuir a los 3 o 4 años, que será cuando mejore la capacidad de comunicación del niño. Aunque claro, las rabietas en sí mismas continúan toda la vida si no se saben gestionar, ¡hasta los adultos tienen rabietas!
La mejora de la comunicación
Antes de decirte los pasos para acabar con las rabietas, primero vamos a hablarte sobre la comunicación. A los niños pequeños hay que enseñarles sobre comunicación y aunque no sepan expresarse correctamente a través del lenguaje oral, es importante que puedan hacerlo de otro modo; entendiendo sus emociones.
Los padres pueden ayudar a sus hijos a que desarrollen una mejor comprensión de sus emociones enseñándoles a etiquetar sus sentimientos. Frases del tipo: “Veo que estás enfadado” y preguntas del tipo: “Es normal que te sientas frustrado porque no encuentras tu juguete favorito” ayudarán a los niños a comprender qué les pasa y a aprender palabras para expresarse mejor.
5 pasos para acabar con las rabietas
Para acabar con las rabietas vamos a hacer dos fases de 5 pasos, primero nos centraremos en 5 pasos para evitarlas y después cuando ya hayan ocurrido, 5 pasos para gestionarlas.
Para evitar las rabietas
Recuerda que no puedes evitarlas, son parte normal del crecimiento, pero aunque no se pueden evitar al 100%, sí es posible minimizarlas.
- Mantén una rutina. Establece horarios para las comidas y el sueño. A los niños les va mejor cuando saben qué esperar.
- Comunica las transiciones. Los niños tienden a aceptar mejor el cambio cuando se les advierte con anticipación.
- Que duerma lo suficiente. Los niños pequeños deben dormir entre 11 y 14 horas por día, incluidas las siestas.
- Anticipa el conflicto. Conoce los desencadenantes de tu hijo y mantente alejado de ellos.
- Entiende sus emociones. Cuando tu hijo comience a tener conflicto emocional se notará en su comportamiento, anticípate a eso entendiendo su lenguaje corporal.
Además es importante que te centres en el refuerzo positivo. Fíjate cuando tu hijo tiene un comportamiento adecuado y recompénsalo por ello para que aprenda que es lo que esperas. Otro aspecto que debes tener presente es ofrecer opciones. ¡Siempre opciones! Dale a tu hijo opciones pero tienes que asegurarte de que sean aceptables para ti.
El buen humor se convierte en malo cuando los niños tienen hambre, están cansados o no satisfacen sus necesidades generales. Satisface estas necesidades para que el éxito en el buen comportamiento sea inminente.
Para manejar la rabieta
Los niños pueden estar muy felices en un momento y al rato tener una rabieta épica. Si tienes que manejar una rabieta, entonces sigue estos 5 pasos para poder controlarla lo antes posible.
- Proporciona una distracción. Ofrece una actividad diferente o cámbiale de escenario (muévete físicamente a un lugar diferente).
- Habla con tu hijo. Acepta sus sentimientos y ayúdale a encontrar las soluciones a su problema.
- Ofrece contacto corporal. A veces, un niño con una rabieta solo necesita un abrazo, un poco de amor o ser corregido con todo tu cariño.
- Un tiempo de espera. El tiempo de espera no debe ser un castigo ni una consecuencia negativa, debe ser una oportunidad para calmarse y darle un espacio seguro para que se sienta protegido y reconfortado.
- ¡No te rindas! Incluso aunque tenga una rabieta en público, no sientas la tentación de ceder ante las demandas irracionales de tu hijo, ¡esto solo causará más rabietas!
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