Los abuelos también se divorcian
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Pueden haber estado toda la vida juntos y de repente, se divorcian. Esto puede tener un gran impacto tanto para sus hijos adultos, como para los nietos. La tasa de divorcios en personas de más de 50 se ha duplicado desde 1990. Esta decisión es sin duda, difícil de tomar, pero ante la sorpresa de toda la familia, todos deberán aprender a convivir con esta nueva situación.
Por qué los abuelos se divorcian
Para los más jóvenes de la familia el hecho de que los abuelos se divorcien puede parecer incluso absurdo e irreal. ¿Por qué separarse cuando llevan décadas y décadas juntos superando obstáculos? En realidad, hay algunos factores que impulsan a que las personas se divorcien de forma tardía en la vida, algunos de estos factores son:
- Con el aumento de la esperanza de vida, tener 60 años es tener aún mucha vida por vivir.
- Aquellos que son infelices en sus matrimonios sienten que es ahora o nunca.
- La jubilación puede poner de relieve la incompatibilidad básica de una pareja, que puede no haber sido tan obvia cuando estaban ocupados con un trabajo diario y la crianza de una familia.
- Las parejas mayores a menudo tienen suficientes recursos financieros y el divorcio no empobrecerá a ninguno de ellos.
La triste realidad que muchos se niegan a ver, es que incluso a una edad avanzada, a menudo los divorcios dejan pobreza a su paso. Son las mujeres más vulnerables a esta angustia económica. El 20% de las mujeres que se divorcian, viven en la pobreza.
Qué decirle a los nietos
Es incluso más difícil contarle este hecho a los nietos que a los hijos adultos. Los hijos, tienen sus vidas montadas y son capaces de asimilar esta información de forma más natural. En cambio, los nietos pueden no entender bien qué es lo que sucede.
Los nietos necesitan entender que ellos no tienen la culpa de nada, esto es cosa de los abuelos. Deben entender que los abuelos aún le quieren, siempre serán sus nietos y el divorcio no cambia la relación entre abuelos y nietos. Aunque quizá, sí la modifique un poco.
Es probable que los abuelos que han pasado por un divorcio vivan más lejos de sus nietos y mantengan relaciones más lejanas con sus hijos adultos, lo que afecta a las relaciones con sus nietos.
Qué tener en cuenta en el divorcio de los abuelos
Es importante que los abuelos no se alejen de las reuniones familiares solo porque signifique cierto nivel de incomodidad. Muchos abuelos divorciados asisten a eventos incluso si sus ex parejas también asistirán, especialmente si los eventos son grandes y festivos.
Las ocasiones más pequeñas e íntimas como la comunión o la boda de los nietos o incluso, las reuniones por Navidad, son un poco más desafiantes para ellos, pero también deberán asistir. En términos generales, cuanto antes los abuelos se encuentren cara a cara, mejor, no solo para ellos, sino también para el resto de la familia, que quizás hayan estado preocupados por la situación de forma excesiva.
Además de no abandonar los eventos familiares, los abuelos también deben mantener otras formas de contacto. Las conversaciones no deben girar entorno al divorcio siempre. Es buena idea tener algunos temas neutrales en la cabeza para hablar y así evitar silencios incómodos o temas delicados.
Los hijos adultos de padres que se están divorciando naturalmente sentirán curiosidad por lo que llevó a un paso tan drástico. Esta curiosidad puede llevarlos a fomentar conversaciones «contundentes» con sus padres. Tales conversaciones probablemente sean un error. Es probable que incluyan información que aquellos que están fuera del matrimonio no necesitan saber. Además, el padre que cuenta estos hechos probablemente tenga un motivo oculto, que es tener a los hijos adultos de su lado… y es injusto tanto para la otra parte de la pareja como para los hijos.
No hay que tomar partido en un divorcio, no se trata de tener la razón. Se trata de mantener unida a la familia. Los niños adultos que fomentan las confidencias íntimas y se alinean con uno de los padres están permitiendo que se desarrolle un patrón que puede ser destructivo no solo para la cohesión familiar sino también para los padres, quienes pueden quedar atrapados en un ciclo de reproches y depresión. Hay que aceptar el cambio y respetar tanto al abuelo como a la abuela.
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